La noche del 28 de abril sería inolvidable para los más de 30 mil asistentes al concierto de Paul McCartney. Pero esa misma noche Gustavo Flor recibió un regalo extra. El ecuatoriano radicado en EE.UU. se regresó a su casa con su bajo Hofner autografiado por Sir Paul McCartney.
Desde hace cuatro años que Flor vive en EE. UU. y trabaja como director de cine en una productora en Nueva York. La ciudad que no duerme tuvo la oportunidad de recibir a McCartney el año anterior.
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El bajo firmado por Paul McCartney en el concierto. Foto: Enrique Pesantes / EL COMERCIO
En esa ocasión Flor no pudo asistir porque no logró conseguir la entrada a primera fila. “Eso era muy importante porque es la forma de sentirlo al 100% y disfrutar plenamente del concierto”, dice Flor.
Cuando supo que la gira ‘Out There’ haría su parada en Ecuador no dudó en venir al país junto a su novia para poder estar en la primera fila del evento.
El bajo no es la primera pieza de colección que mantiene el fanático. Posee también el disco ‘Mind Games’ autografiado por John Lennon. Este álbum lo adquirió en una subasta y la firma vino con la dedicatoria -que en el año 72- Lennon le haría al representante de una radio en NY. A través de otra subasta –su enamorada- consiguió el autógrafo de Ringo Starr con certificado de autenticidad y se lo entregó como regalo de cumpleaños el año pasado.
A sus 42 años Flor también es músico. Toca la batería, el saxo, el piano y la guitarra. El bajo precisamente no toca. Pero adquirió el instrumento porque sabía que vería a Paul en algún momento. El bajo –su tercera pieza autografiada- es de la misma ‘camada’ de la que salió el bajo de McCartney, de la edición de 1986. Flor lo adquirió, también, por medio de una subasta.
Para conseguir la firma Flor vivó una incertidumbre todo el concierto. Se comunicó desde el principio con el manager de seguridad, quien le negó rotundamente la opción.
A medida que pasaban las canciones – My Valentine y Yesterday fueron sus favoritas- Flor le insistía a la persona de seguridad. “Creo que de alguna forma le caí bien” y cuando Paul salió por última vez Flor asegura que le miro como un soldado inglés y le agradeció por el concierto.
Flor estaba dispuesto a guardar el bajo cuando Paul habló con el manager y le dio la autorización de pasar el instrumento. Flor recuerda haber escuchado que McCartney le dijo “Hey man! Give me your bass” (dame tu bajo) y se lo pasó al personal de seguridad.
McCartney dejaría no solo su firma sino el nombre de la capital plasmada en ese instrumento. La emoción de Flor al recibir de nuevo su bajo no puede describirla. Se mezclan sus sentimientos y recuerda que Paul le lanzó también el marcador con el que firmó.
“Dicen que el amor se transpira, llega energéticamente y esa noche Paul se dio cuenta de mi amor, afecto y admiración y de alguna forma mi insistencia”, comenta Flor. Para este coleccionista el concierto fue más que una alegría, “fue una experiencia única”.