Lleva más de medio siglo en el cine y ha sido admirada por generaciones. Pero Catherine Deneuve no pierde un ápice de encanto ni cuando con más de 60 años aparece vestida con ropa deportiva y rulos haciendo ridículos poemas en un bosque bucólico. Esa es la primera imagen de ‘Potiche’ (mujer florero), la comedia de François Ozon que ayer se estrenó en el Festival de Venecia y que acaparó aplausos.La adaptación de la obra de teatro ‘Potiche’ sirve al director para tocar el papel de la mujer en la sociedad francesa. Allí vio que persiste la misoginia, sobre todo al seguir la campaña electoral de la aspirante socialista a la presidencia Ségolène Royal. Deneuve dijo en rueda de presa que la situación de la mujer ha cambiado mucho, pero aún existen condiciones diferentes para hombres y mujeres. Una muestra de ello, dijo, es la diferencia salarial. La musa de directores como Buñuel aseguró que nunca ha sido una mujer florero pero que sí hubo ocasiones en su vida en las que se sintió como tal, cuando era más valorada por su aspecto que por lo que era. Al director parece que no hay género que se le resista y rueda una deliciosa comedia de cuidada estética y música setentera en la que Deneuve da vida a una resignada ama de casa que, tras el secuestro del déspota de su marido, toma las riendas de su empresa y causa una revolución con su buena gestión que apaciguará hasta a los sindicatos, cuyo líder (Gérard Depardieu) siempre estuvo enamorado de ella. Con ‘Potiche’ surge la carcajada, sobre todo en momentos como el cameo del actor español Sergi López, un camionero que escucha Cucurucucu paloma cantada por Julio Iglesias. Ozon dijo que le sorprendió que la película fuese elegida para participar en la competición, ya que es una rareza encontrar a concurso una comedia.