Los bares de Quito deben adaptarse a la nueva normalidad. Foto: Diego Pallero / EL COMERCIO
Con la pandemia, restaurantes, cafeterías, bares, discotecas y fuentes de soda en Ecuador han tenido que cerrar definitivamente o adaptarse. Nuevos modelos de negocio están apareciendo como respuesta a las nuevas necesidades de los consumidores.
“Uno de los rubros más afectados en los inicios de la pandemia fue el de alimentos y bebidas”, señala Patricio Velásquez, gerente técnico de Quito Turismo. Por ello, explica, una de las primeras medidas que se tomó a escala nacional fue habilitar el sistema de entrega a domicilio.
A medida que pasaron los meses, el problema se agravó. Entonces, asegura Velásquez, varios establecimientos tomaron la decisión de disminuir de tamaño o cerrar. Otros optaron por mudarse a espacios que les permitan enfocarse en la producción; ya no en la atención presencial.
El cierre de negocios de alimentos y bebidas se evidencia
El 14% de establecimientos turísticos cerraron desde el inicio de la emergencia sanitaria hasta agosto, de acuerdo con datos de Quito Turismo. Este rubro incluye a negocios de alojamiento, alimentos y bebidas, operación e intermediación turística, transporte turístico, recreación, diversión y esparcimiento.
El 25% de negocios del sector de alimentos y bebidas cerró en el mismo lapso. Debajo de esta categoría están los restaurantes, cafeterías, bares, discotecas y fuentes de soda.
Mientras tanto, si se habla específicamente de restaurantes, el 19% cerró. “Es el valor más bajo de cierre respecto al promedio”, indica Velásquez.
Los datos se basaron en el catastro de 2019. En este constaban 4800 establecimientos turísticos. El levantamiento de información se hizo a través de llamadas telefónicas a los propietarios y con base en datos del SRI.
En zonas como La Mariscal, de concentración de este tipo de negocios, se evidencia el cierre de establecimientos.
El impacto a escala nacional
Rodrigo Duarte, chef y colaborador de la Asociación de Chefs del Ecuador (ACE), dirigió una encuesta, a través de la página web de la ACE, con el fin de conocer el impacto del Covid-19 en el sector.
Respondieron 89 personas de 16 provincias (Azuay, Chimborazo, Cotopaxi, El Oro, Orellana, Guayas, Imbabura, Loja, Los Ríos, Manabí, Pastaza, Pichincha, Santa Elena, Santo Domingo, Sucumbíos y Tungurahua).
La encuesta arrojó datos que reflejan crisis en el sector. El 65% de los encuestados vio empeorar su negocio, al tiempo que el 60% vio un incremento en el costo de los alimentos. 83% percibe temor por parte de los clientes al ingresar a los establecimientos.
45% de los encuestados tuvo Covid-19 en su círculo cercano y el 20% ha tenido casos graves en su círculo cercano.
La ACE también cuestionó a los encuestados sobre el uso de desechables, pues promueve la disminución de estos artículos a través de educación y campañas. El 73% usa más desechables que antes de la pandemia, mientras que el 10% utiliza menos desechables.
El sector de alimentos y bebidas muestra resiliencia
Otros negocios están adaptándose. Entre ellos están los bares y discotecas. Estos han sido los más afectados, pues aún no tienen autorización para reabrir. Entonces, están adecuando sus instalaciones para funcionar como cafeterías o restaurantes.
Este es el caso del bar Rock and Beef, ubicado en La Mariscal. Este local, especializado en comida cubana, está adecuando su actividad para restaurante. Uno de los cambios tiene que ver con la venta de bebidas alcohólicas: estas siempre deben estar acompañadas de alimentos.
El Municipio de Quito busca apoyar estos procesos a través del estímulo para usar veredas y estacionamientos de la Zona Azul. “Habrá más facilidades para la ocupación de espacios públicos”, asegura Velásquez.
El objetivo es que restaurantes y cafeterías puedan compensar la reducción de aforo al 50% con la adecuación de mesas en los exteriores.
Finalmente, la pandemia ha provocado que haya un menor impulso a la creación de establecimientos gastronómicos presenciales, mientras que ha crecido el aparecimiento de restaurantes en la nube. Así lo dice Duarte, quien también es docente de la carrera de gastronomía de la Universidad Técnica Particular de Loja.
“Los chefs están adaptando sus cocinas domésticas para hacer producción de alimentos y entrega a domicilio o ‘take out’ (para llevar)”, indica.
Se busca llevar la excelencia gastronómica a los hogares, aunque Duarte reconoce que nunca se podrá replicar la experiencia de ser atendido en un restaurante.