Asterisco: Festival de cine LGBTIQ. Foto: Afiche promocional
Una madrugada de invierno de 2010, Argentina se convirtió en el primer país de América Latina en aprobar una ley que autorizaba el matrimonio entre personas del mismo sexo.
Cuatro años después, su capital se prepara para albergar el primer Festival Internacional de Cine LGBTIQ Asterisco.
“No se trata de un festival sólo para la comunidad LGBTIQ (lesbianas, gays, bisexuales, trans, intersexuales y queer), para nada; la comunidad conoce muy bien sus propias representaciones”, dijo a DPA la cineasta Albertina Carri (“Los rubios”), que estrena nuevo rol como directora de la muestra que se realizará del 3 al 8 de junio en Buenos Aires.
“La idea es que no sea un festival de gueto, sino cruzar fronteras y que se conozcan otras problemáticas pero también otras formas de hacer cine”.
Si bien hubo otras iniciativas similares en el país, como el Festival Internacional de Cine Gay, Lésbico y Trans de la Argentina (DIVERSA), que bajó el telón hace cuatro años, lo novedoso de Asterisco es que se trata de una iniciativa pública que parte de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación y cuenta con el apoyo del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA).
Entre las más de 130 películas de 19 países que forman parte de Asterisco -programadas por Carri, el crítico y especialista en cine LGBTIQ Diego Trerotola y el crítico e historiador Fernando Martín Peña- hay 20 argentinas, entre ellas estrenos como “Tacos altos en el barro”, de Rolando Pardo, documental sobre un grupo de travestis pertenecientes a pueblos originarios, o “La noche del lobo”, de Diego Schipani, un recorrido por la noche gay de Buenos Aires, a los que se suma “Hawaii”, de Marco Berger, uno de los principales referentes del cine LGBTIQ local.
El resto de América Latina estará representado con películas como la mexicana “Quebranto”, de Roberto Fiesco, o la uruguaya “El proyecto de Beti y el hombre árbol”, de Álvaro Buela, además de los trabajos que forman parte de la sección “Avenida Trans Brasil”, un juego de palabras con la exitosa telenovela brasileña del momento.
Asterisco -que debe su nombre a que este signo “al igual que el arroba o la equis, quita las marcas de género y permite que todos estén incluidos simbólicamente en un signo alegre, inclusivo, democrático”, aclara la directora- contará con tres competencias: una de largometrajes, con un premio de 50 000 pesos (USD 6 000 dólares); una de cortos, cuyo ganador será emitido en el canal público educativo Encuentro, y un Work in Progress con un premio a la posproducción.
‘Tacos altos en el barro’ y ‘Quebranto’ son las únicas dos representantes latinoamericanas en la competencia de largometrajes junto a películas de Australia, Estados Unidos, Alemania y Filipinas.
También habrá lo que Carri calificó como “descubrimientos”, con focos dedicados a la directora alemana Monika Treut, que formará parte del jurado y cuya película ‘Of Girls and Horses’ abrirá el festival, o al estadounidense Travis Mathews, de quien se presentan entre otros ‘Interior: Leather Bar’, que dirigió junto al actor de Hollywood y cineasta James Franco.
No faltarán películas de directores consagrados dentro del cine LGBTIQ, como el canadiense Bruce LaBruce, el alemán Werner Schroeter y el letón Rosa von Praunheim (de quien se mostrarán sus últimos cortos), los dos últimos exponentes de lo que se llamó el Nuevo Cine Alemán, además de la proyección de “Tom à la ferme”, anteúltima película del “niño mimado” de Cannes, el joven canadiense Xavier Dolan.
Los organizadores incluyeron una sección bautizada “pioneros queer” con trabajos de realizadores argentinos que se animaron a tomar la cámara y contar historias distintas cuando “salir del armario” implicaba, más que una salida, un cierre de muchas cosas, y que integran, entre otros, el corto “Susana”, dirigido por Susana Blaustein Muñoz en 1980, seis años antes de ser nominada al Oscar por el documental sobre las Madres de la Plaza de Mayo y “…(Puntos suspensivos)”, ópera prima de 1971 del escritor y cineasta Edgardo Cozarinsky nunca estrenada en Argentina.
Más allá de las proyecciones en las cinco sedes del festival, entre las que se cuentan la Escuela Nacional de Experimentación y Realización Cinematográfica (ENERC), el Museo de Arte Latinoamericano (MALBA) y la Fundación PROA, habrá una variedad de actividades especiales, desde la mesa debate HomoLesboTransFobia: la persistencia del odio, en la Universidad Di Tella, hasta muestras fotográficas y proyecciones al aire libre. “Este festival es una forma de promover los derechos humanos”, afirmó Carri.