Cuando las mujeres cantan es el nombre que han dado al concierto en el que la mexicana Ana Gabriel y la chilena Myriam Hernández juntarán sus voces. Un recital que se realizará este viernes, 7 de marzo, en el coliseo General Rumiñahui, en Quito. Frente a este evento, este Diario buscó el sentido y las ideas que se desprenden de sus canciones.
En la música
En cuanto a la faceta musical existen muchas líneas paralelas entre las dos intérpretes. La más clara es que su pico de popularidad se dio en la misma época, a finales de los 80 e inicios de los 90, y ambas se convirtieron en las nuevas voces femeninas de la canción romántica latinoamericana.
Las une además la coincidencia de que este repunte se dio no solo desde el punto de vista interpretativo, sino porque ambas incursionaron desde los inicios de su carrera en la composición de sus temas. Ese ‘plus’ no solo les dio credibilidad artística en sus primeros años sino que ha sido la base para que su producción discográfica no decaiga.
Así, por ejemplo, la chilena sacó cuatro discos en los noventa y tres en el nuevo milenio. Los números, sin embargo, han sido más prolíficos en la discografía de la mexicana, pues lanzó 12 álbumes en los 90 y 14 en la década siguiente. Otro eslabón que une a estas artistas es su fórmula de duetos.
No obstante, la cualidad común más relevante entre ellas -en términos musicales- es el estilo de mensajes que sus canciones han brindado al público romántico desde finales de los 80. No toda canción de amor es igual, pero en el caso de estas artistas sí se puede hablar de una predilección por el verso que dibuja a una mujer irremediablemente enamorada, quizás de forma peligrosa, cuyo ideal de relación añade a la receta altas dosis de sufrimiento como ingrediente principal.
Myriam canta a un hombre idealizado (El hombre que yo amo), pero que a la larga le hace daño (Ay Amor) y que aunque le diga Tonto y tenga otras parejas (Huele a peligro), termina siendo con el que compara sus otras relaciones (Te pareces tanto a él). El hombre de Ana también le pertenece a otra (Quién como tú) y tiene dejos platónicos (Ay amor). Y no hay consejo bueno que reciba, especialmente si se trata de terminar la relación (Son cosas del amor).
Visión de género
Sin desmerecer el éxito que han tenido las cantantes -porque ganarse un espacio en la industria del entretenimiento no es sencillo-, resulta paradójico que tan cerca al Día de la Mujer celebren artistas cuya música tiende a perpetuar roles de género desiguales.
El aspecto de sufridor, presente en sus letras, salta a los ojos desde las perspectivas de las teorías de género.
Según María Amelia Viteri, PhD en Antropología cultural, sus letras refuerzan esta idea del amor romántico como sufrimiento -una construcción social del siglo XVIII- y la idea de pintar a las mujeres con atributos de sumisión y sensibilidad extrema. Estas particularidades que se le han adherido a la mujer -para Viteri- nos son nada más que conceptos aprendidos en base al discurso de la sociedad patriarcal. Puesto que el amor que se vincula al sufrimiento es masoquista y elimina la posibilidad de mantener equidad en una relación.
Canciones como El hombre que yo amo de Hernández dejan ver una disparidad con la realidad, puesto que se idealiza a un hombre inexistente que además es perfectamente machista -conocedor de todo, sin temores y fuerte -. Viteri explica que este perfil de masculinidades hegemónicas son poco saludables para una sociedad, por el mismo hecho de ser inalcanzables e incongruentes con la sensibilidad masculina.
Así mismo, en Amiga Mía, de Ana Gabriel, saltan las letras de un amor que se escapa: ‘Quizás la casa, la rutina, se ha convertido en tu enemiga y está cobrando un alto precio por tu error’. Relegando en esas frases la culpabilidad de la ruptura amorosa únicamente a la mujer, se visibiliza un rol confinado al qué hacer del hogar para la mujer.
Para esta antropóloga, ahí también se comprende un hecho que se ha acentuado en los últimos 15 años, en donde la mujer es la encargada de sostener la relación. Atribuyendo a su ‘inhabilidad’ para ‘mantener contento’ a un hombre como la falla en la relación. En este sentido las baladas de estas dos divas perpetúan roles de posición y poder para el hombre, y sumisión y culpa para la mujer.
LAS FRASES:
“Huele a peligro, hablar contigo, porque olvidamos que, hace tiempo, cada uno de los dos ya tiene un nido. Huele a peligro”. Myriam Hernández / Cantautora
“Quién como tú que día a día puedes tenerle, quién como tú que solo entre tus brazos se duerme, quién como tú”. Ana Gabriel / Cantautora