“Fui durante 30 años un adolescente de 14”, dijo una vez Mickey Rooney sobre su época dorada en Hollywood. En actor neoyorkino no llegaba a medir 1,60, pero durante un tiempo tuvo incluso más éxito que Clark Gable o Errol Flynn.
El nonagenario Rooney murió en la noche del domingo, y hoy el mundo del cine amanecía llorando su leyenda. Cuentan que el pequeño Joseph Yule, como se llamaba en realidad, subió al escenario del cabaret de sus padres con apenas año y medio, pero su verdadero debut fue en la película ‘Not To Be Trusted’.
Tenía cinco años, y poco después consiguió el papel protagonista de la serie ‘Mickey McGuire‘, sobre niño travieso y granuja.
Su madre, entre tanto separada, tuvo que teñirle el pelo de moreno. Y se dice que lo hizo con hollín, pues no tenían dinero para un tinte.
Así, Rooney alcanzó el éxito a los seis años: interpretó ese papel de granuja callejero en más de 60 títulos, ninguno de ellos que durara más de 20 minutos, y los primeros 23 aún como cine mudo.
Cuando en 1934 terminó la serie, todo el mundo en Estados Unidos conocía a este joven con tupé, pecas y sonrisa pícara. Pero para entonces, Rooney ya había participado en alguna que otra película.
Aunque no como protagonista, sí con personajes serios con los que una estrella infantil apenas podría soñar. No había cumplido los 16 y ya había compartido set de rodaje con Jean Harlow, Spencer Tracy, Clark Gable y Douglas Fairbanks.
En la aclamada ‘A Midsummer Night’s Dream’ actuó junto a James Cagney y Olivia de Havilland y entusiasmó a la crítica. “Los más taquilleros de Hollywood en 1939 no eran Clark Gable, Errol Flyn ni Tyrone Power, sino un pillo desaliñado, con voz de pito y cara de cómic”, escribía en 1940 la revista Time. “Su nombre se convirtió en sinónimo de granuja”.
Elisabeth Taylor acababa de cumplir 12 años cuando rodó junto a Rooney ‘National Velvet’ y en ‘The Life of Jimmy Dolan’ era la estrella junto a un desconocido actor en ciernes cuyo nombre, un tal John Wayne, ni siquiera aparecía en los créditos.
En 1944, Rooney fue a la guerra, pero como animador de los soldados. Aquel niño pecoso se había hecho adulto y, en la veintena, su carrera tuvo un pequeño quiebre.
No obstante, estuvo en los grandes títulos de la época, desde la comedia ‘Off Limits’ (1952), con Bob Hope a ‘Baby Face Nelson’ (1957).
Inolvidable fue también su papel como vecino de Audrey Hepburn en ‘Breakfast at Tiffany’s’ (1960). Pero su único Oscar no lo recibió hasta 1983, por toda su trayectoria.
Rooney no paraba. Actuó en Broadway, en televisión y por supuesto continuó en el cine. Se interpretó a sí mismo en ‘The Simpsons’, riéndose de su propio personaje.
“Mr. Rooney, tiene que consolar para nosotros a una niña pequeña que tiene que actuar en una publicidad de pudding”, le gritaba en la famosa serie una empleada de los estudios.
Y a sus 75 años, él respondía entusiasmado: “¡Eso se hacerlo!” Las generaciones más jóvenes también recordarán a Rooney como uno de los tres vigilantes de ‘Night at the Museum’.
El actor estuvo ocho veces casado. Su primer matrimonio, nada menos que con Ava Gardner, apenas duró un año. Pero con el tiempo, el actor fue más constante y estuvo casi 36 años con su última mujer, la cantante Jan Chamberlin.
“Todo el mundo debería casarse por la manaña temprano”, dijo en una ocasión. “Porque si no funciona, al menos no se fastidia el día”.