César Paz y Miño y Ana Karina Zambrano son investigadores en el Centro de Investigación Genética y Genómica de la Universidad UTE. Foto: Julio Estrella / El Comercio
Las teorías prevalentes sobre el origen de la humanidad y su expansión por el planeta han sido objeto de constantes estudios y diferentes teorías basadas en evidencia científica. Y un nuevo estudio genético internacional, en el que han participado científicos ecuatorianos, da cuenta de que la información que se tiene hasta ahora sobre estas primeras migraciones podría no estar del todo completa.
Un minucioso estudio publicado en el último mes por la revista científica Current Biology, en el que participaron 25 científicos de todo el mundo, realizó un análisis del cromosoma Y de diversos grupos humanos. En el análisis de genética poblacional, estos tipos de análisis permiten definir una línea de descendencia patrilineal, mediante la cual se ha determinado históricamente la procedencia de los humanos modernos hasta sus orígenes en África, hace miles de años.
La concepción tradicional ha sido que los procesos migratorios se han dado desde África hacia América a través del estrecho de Bering, en el extremo oriental de Asia. No obstante, la contribución desde Ecuador para este estudio ha revelado que existen determinadas comunidades ecuatorianas con características genéticas únicas en el mundo.
Es el caso de los kichwas, salasacas y waos. En la composición genética de estas comunidades se ha encontrado un nuevo haplogrupo (fragmento de ADN), único en la región, que podría reforzar la teoría de que otro tipo de migraciones pudieron dar origen al humano americano moderno. La secuenciación genética de esta nueva estructura ha sido ya incluida en los datos que hasta ahora se poseen de la estructura genética de los habitantes de América.
Se cree que los habitantes de lo que hoy es el Ecuador llegaron por tres vías: la primera, cruzando el estrecho de Bering, que separa Siberia de Alaska (y cruzando la mitad del continente Americano). La segunda, que fue por vía costera. La tercera, que los habitantes de esta región llegaron a través del océano Pacífico. De estas tres teorías, la que se ha demostrado hasta ahora con más evidencia es la primera.
Entre el estrecho de Bering y América no hubo una sola migración, sino múltiples migraciones que se dieron durante un período de 4 900 años.
Esto se ha evidenciado por la presencia de lo que se ha denominado el ‘haplotipo fundador’ en todos los nativos americanos.
En estas comunidades ecuatorianas se ha encontrado este haplotipo específico (el MBP373), que no tiene relación con las estructuras genéticas de otros habitantes de las regiones colindantes. Esto podría abrir la ventana para la investigación sobre las otras dos teorías migratorias.
Entre las conclusiones a las que ha llegado este estudio, por una parte se ha logrado identificar líneas genéticas únicas y muy probablemente autóctonas en algunos de los países de América, entre los que está el Ecuador.
Por otra parte, el estudio detalla que en la actualidad ha quedado en evidencia lo poco que se ha estudiado la diversidad genética de Sudamérica en general, y de Ecuador en particular, como un país que tiene distintos tipos de poblaciones en un relativamente pequeño espacio respecto del resto de países del continente.