Algunas picanterías que en sus inicios tuvieron la característica de una hueca y hoy son prósperos negocios. Fotos: Patricio Ramos/ EL COMERCIO.
Quién llega a Manta ya sea de vacaciones, de paso, por capacitación en seminarios o de visita a familiares y amigos no puede dejar pasar la oportunidad para saborear sus famosos cebiches, apanados y encebollados de pescado. Son los tres platos que le ponen el sello de la identidad gastronómica a este enclave marin, ubicado en el centro de Manabí.
En las zonas turísticas, ubicadas sobre las playas de Tarqui y Murciélago, existen estas picanterías que en sus inicios tuvieron la característica de una hueca y hoy son prósperos negocios. El recorrido empieza en Tarqui. Cevichería Chavecito, propietario Luis Chávez Intriago, es la parada obligada en el corazón económico de la ciudad.
Lleva 35 años con su negocio. Don Luis, como le dicen de cariño sus clientes, amigos y familiares, empezó vendiendo cebiche en un espacio pequeño dentro de una casa de paredes de caña guadúa, ubicada en la Avenida 105 y calle 110. Don Luis recuerda que las primeras semanas apenas vendía entre uno y cinco cebiches. Cuando empezaron a funcionar los cines Faraón y Encanto mejoró el negocio, porque la gente comía cebiche por las noches después de que salía de las funciones; eso le ayudó para que la clientela también llegara en el día.
Felipe Lascano lleva 28 años con su negocio. Los encebollados son la especialidad. Foto: Patricio Ramos/ EL COMERCIO
Después de 35 años, su cebichería es una de las huecas más visitadas. Amplió su menú con los apanados de pescado y una serie de platos a base de camarones, pulpos y calamares. Trabaja mucho con carne de picudo y albacora. Cinco cuadras, con sentido oeste hacia el mar, están los encebollados de Felipe de propiedad de Felipe Lascano.
Este manabita, oriundo del cantón Santa Ana, lleva 28 años con su negocio. Inició con una carreta, una mesa y dos bancos de madera a tres cuadras del mercado de Tarqui. “Llegué a Manta de 15 años, crecí en Tarqui y mi especialidad siempre han sido los encebollados”. Hoy, Lascano atiende frente al malecón de Tarqui, a 50 metros de la vía Puerto Aeropuerto. La albacora es la materia prima para sus encebollado y desde hace 10 años también ofrece cebiches.
En la zona del malecón de Tarqui, a un kilómetro de los encebollados de Lascano, está Cevichería El Marino. El cebiche y los apanados de albacora y picudo les garantiza una buena clientela. Bajo la vía puerto aeropuerto en playa Tarqui, en el Parque del Marisco y la zona de Playita Mía se puede encontrar una variedad de cebiches y apanados de carne de sardina más conocida como pinchagua, dorado, wahoo y espada.
Los cebiches y apanados de albacora identifican a la cebichería Juventud Italiana, en Manta. Foto: Patricio Ramos/ EL COMERCIO
Los turistas gustan mucho de la zona de Tarqui, pues esas huecas están cerca de los hoteles y hostales. María Montalván, junto a sus dos hijos y tres nietos, visitó Manta entre el 18 y 19 de julio. “Lo bueno aquí es que uno camina con tranquilidad y se puede encontrar donde desayunar un encebollado y almorzar con apanado de pescado”, afirma Montalván. Le habían comentado en el hotel donde se hospedaba sobre los encebollados de Lascano y fue comer junto a su familia.
Al otro lado de la ciudad, en la parroquia Manta sobre playa Murciélago, está la zona turística por excelencia. Allí están los hoteles de tres, cuatro y cinco estrellas, centros comerciales, la zona rosa, edificios de apartamentos para vacacionistas y residentes locales. Ese nicho de comensales tiene una variada oferta para satisfacer sus paladares ávidos de cebiches.
En la Avenida 24 y calle 10 está la cebichería Juventud Italiana. Los cebiches y apanados de albacora lo identifican en Manta. Hugo Ozaeta, su propietario, empezó vendiendo cebiches a sus amigos del equipo Juventud Italiana en el puerto manabita. Los comentarios fueron tan halagadores que decidió montar primero un pequeño local hace 38 años. Hoy su local tiene tanto prestigio que cuando se va un mes de vacaciones cierra el negocio y después cuando regresa sus clientes regresan.
Son los cebiches más rápidos de la ciudad. Una vez que el cliente pide la orden en cuestión de cinco minutos el plato está servido. Ozaeta asegura que la albacora y el toque manabita en la preparación lo han hecho merecedor de tener una clientela fiel.
En la misma Avenida 24 a 150 metros de Juventud Italiana está Cebichería El Delfín, de Miguel Galarza. Con 35 años en el negocio, sus cebiches y apanados de pescado tienen un imán especial, pues lleva el nombre del equipo más popular de la ciudad Delfín. Hace un año abrió una sucursal en la vía costanera.
Los hermanos Miguel y Jessica Galarza son los propietarios de Picantería el Delfín. Foto: Patricio Ramos/ EL COMERCIO
Otras cebicherías, consideradas huecas, son Tsumani en la calle 15 y Avenida 27, Fliper en la calle 14 y Avenida 12, Señor Marisco en la ciudadela Los Eléctricos, junto a la Universidad Eloy Alfaro en la vía a San Mateo.