Empresas públicas y privadas harán libros para centros fiscales

Los estudiantes de la Escuela Santiago de Guayaquil, en Quito, usan los textos escolares en sus actividades diarias.

Los estudiantes de la Escuela Santiago de Guayaquil, en Quito, usan los textos escolares en sus actividades diarias.

Los estudiantes de la Escuela Santiago de Guayaquil, en Quito, usan los textos escolares en sus actividades diarias. Foto: Galo Paguay / EL COMERCIO

Desde el ciclo 2014- 2015, Valentina Guachamín ha recibido un kit con entre cinco y 10 libros y cuadernos de trabajo de matemática, lenguaje, sociales y naturales. El costo para la familia de la niña, que cursa el tercero de básica, es cero. Pero para el Estado oscila entre USD 3,44, en primer año, y 11,87, en tercero de bachillerato.

El material se ha repartido este año a 3 529 635 alumnos, en el país. Esto representa más del doble de lo registrado en 2010, cuando el Estado lo entregó a 1 430 288 chicos de establecimientos públicos, precisó el Ministerio de Educación.

La distribución gratuita de libros es una competencia de esta Cartera, como dispone la Ley Orgánica Educación Intercultural (LOEI), aprobada en 2011, y su reglamento. Antes del 2009, los encargados eran los gobiernos seccionales.

A partir de ese año, el Ministerio asumió toda la producción y entrega. Para ello se hizo una contratación bajo la figura de subasta inversa electrónica. En ella participaron empresas privadas, pero esa dinámica duró solo cuatro años.

Desde julio del 2013, el proceso de impresión se concentró en la Empresa de Medios Públicos, firma Editogran. Y se contrató vía régimen especial, una figura utilizada entre empresas públicas o mixtas.

A partir de ese año se ha incrementado el número de estudiantes y, por ende, ha subido el presupuesto para dotación de libros. En este 2017 se destinaron USD 34,7 millones. Esto es 74,3% más de lo que se registró en 2010, con USD 19,9 millones.

Este Gobierno modificó las reglas para el proceso. El mes anterior, el Ministerio de Educación convocó a empresarios públicos y privados del sector gráfico. El objetivo: socializar las bases del nuevo concurso para la impresión de cerca de 16 millones de textos para el régimen Costa (16 provincias).

Ese volumen de textos se repartirá así: Medios Públicos se encargará de la impresión de seis millones de textos escolares. Y los otros 10 millones serán provistos por firmas privadas, según el ministro de Educación, Fander Falconí.

“Al ser una empresa pública su participación en las contrataciones con el Estado se rige por la normativa vigente”, dijo. Para el sector privado se abrió el proceso bajo la figura de subasta inversa, usada del 2009 al 2013. Esto atrajo a empresarios gráficos privados.

Rodrigo Silva, presidente de la Asociación de Industriales Gráficos, confirmó que la apertura generó satisfacción entre los empresarios. Pese a ello, dijo que no se tomaron en cuenta sus recomendaciones como la apertura de 13 procesos de contratación -uno por cada año escolar-. Esto para “evitar la monopolización de empresas grandes”.

En el portal del Servicio Nacional de Contratación Pública (Sercop) hay cuatro procesos abiertos. Estos corresponden a ocho de los 13 años de estudios: primero, quinto, sexto, séptimo, octavo, noveno y décimo de educación general básica (EGB) y tercero de bachillerato general unificado (BGU). No aparecen dentro del portal los ciclos: segundo, tercero y cuarto del EGB, y primero y segundo de, BGU.

En la página, además, se observa que se invitó a participar a más de 20 personas naturales y empresas de Loja, Azuay, Pichincha, Guayas y otras. El plazo de entrega es de 120 días, contados a partir de la suscripción del contrato.

La decisión de abrir una licitación pública para proveedores privados y públicos se dio con el fin de evitar problemas ocurridos como demoras en la entrega de los kits para el siguiente año, según Falconí.

En la Sierra, al inicio de este ciclo, faltaron 59 437 kits de segundos años en Ibarra, Lago Agrio, Tena, Pichincha (Mejía), Ambato, Guaranda, Cuenca y Loja. Esto significó el 4% del total de los kits asignados en la Sierra (1 516 892). Se entregaron el 20 de octubre, después de empezadas las clases.

Un CD como material complementario

Como ocurre desde 2014, en el kit escolar además se incluye un CD. Lo reciben chicos desde el octavo año hasta el tercero de bachillerato, también los docentes de todos los años.

El material adicional es importante para el desarrollo de las clases. Así explicó María José Arízaga, docente de la carrera de pedagogía de la Universidad Politécnica Salesiana e integrante del equipo que revisó el contenido de 44 de 95 textos.

La técnica contó que uno de los requerimientos fue incluir el CD y ubicar páginas web en los libros, para que niños y adolescentes tengan acceso a las tecnologías de la información y comunicación.

La nueva fase de impresión de libros no implica un cambio total en el contenido. Se harán ajustes, apuntó Xiomar Torres, subsecretaria de Fundamentos Educativos del Ministerio.

Esto es necesario, ya que los actuales tienen una “línea ideológica”, que va de la mano con el Gobierno anterior. “Hay que apostar por una propuesta pedagógica diferente”, opinó María Edith Sánchez, de Tecnologías para el Desarrollo de la Prefectura de Pichincha y quien encabezó la producción de libros años atrás.

Una visión similar tiene Juan Pablo Bustamante, coordinador de Educación en Desarrollo y Autogestión (DYA). Para él, esta política de gratuidad es positiva pero insuficiente. Aún resta la entrega de otros materiales, como ocurre en países como Suiza o Finlandia.

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