Emmanuel enciende la madrugada con el mejor show en lo que va del Festival de Viña del Mar

Emmanuel desplegó energía en el escenario para conquistar a sus fanáticas. Foto: El Mercurio de Chile. GDA

Emmanuel desplegó energía en el escenario para conquistar a sus fanáticas. Foto: El Mercurio de Chile. GDA

Emmanuel desplegó energía en el escenario para conquistar a sus fanáticas. Foto: El Mercurio de Chile. GDA

Si alguien pensó que esto sería sólo nostalgia o, peor aun, el encendido de los últimos cartuchos de un ídolo en su ocaso, pues se equivocó.

En su sexta ocasión en el Festival de Viña del Mar, el mexicano Emmanuel no sólo ofreció una presentación a la altura de su trayectoria, sino que además se matriculó con el que hasta ahora es a todas luces el mejor show de esta edición del evento.

Razones para ello hay varias, partiendo por la excelente condición no sólo vocal, sino además física del cantante, quien recreó con fidelidad esos movimientos que transformara en insignes en los años 80.

Así ocurrió desde el momento mismo de su aparición sobre el escenario, recién a las 02:53 horas y después de una innecesaria introducción por parte de sus músicos.

Por lo mismo, resulta difícil comprender el horario mencionado, que por más que los ejecutivos de CHV justifiquen al amparo de razones más o menos posibles de compartir, no puede ser llevado sin más a cualquier artista.

Lo de Emmanuel merecía otro lugar en la grilla, y no sólo atendiendo a su público objetivo (cuestión de sentido común), sino también a la vitrina que merecía un espectáculo superior a los que hasta ahora han abierto las tres noches de Viña 2015.

Pero los cerca de nueve mil asistentes que se quedaron hasta las 04:00 de la madrugada en la Quinta Vergara tuvieron su recompensa, de la mano de un repertorio de grandes éxitos, interpretados junto a una orquesta tan refrescante como potente, que se pasea entre el rock, el funk y los códigos tropicales, y en la que sobresalen el dúo de percusiones y el trío de metales.

Con ese colorido pasaron hits como No he podido verte, Bella señora y otros que en honor al tiempo y la cantidad se oyeron apenas parcelados, entre ellos los enormes Pobre diablo y Detenedla ya.

La respuesta fue abrumadora, y como veterano de estas lides que es, Emmanuel ni siquiera necesitó a los animadores para manejar los tiempos de las gaviotas, que se llevó por aclamación y cuando él quiso. Eso de que "el que sabe, sabe", entonces, pocas veces parece tan pertinente de aplicar como en esta ocasión.

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