Tres aspectos hacen que una cinta permanezca en la memoria del público. ‘Boyhood’, que cuenta con seis nominaciones al Oscar, podría ser una de ellas. Foto: outnow.ch.
En los registros de la historia cinematográfica resaltan películas a las que se las cataloga como ‘clásicos’. La etiqueta hace que las cintas permanezcan en la memoria colectiva y se sigan revisitando año tras año.
Si bien no existe una receta para dar vida a un clásico, las películas con tres ingredientes principales tienen más posibilidades de ingresar en dicha categoría. Personajes memorables, visión del director e innovación son los elementos que han marcado este cine.
Para el cineasta Javier Andrade, la creación de personajes memorables permite que se rompan esquemas. Protagonistas de una carga narrativa fuerte ayudan a que sean difíciles de olvidar.
Andrade explica que Hannibal Lecter de ‘El silencio de los inocentes’, ejemplifica esto. Lecter “es un villano ambiguo, un monstruo encantador, que intriga, y eso sedujo a la gente”.
Con esta lectura aparece también en los clásicos ‘El Padrino’, en donde Michael y Vito Corleone personificaron la mafia ítalo-estadounidense en una saga que se mantiene como una de las favoritas tanto de la crítica como del público.
La carga que lleva un personaje también se sustenta en la narración del filme y la forma en que el director ha decidido mostrarla. En este sentido, entran películas como ‘El Ciudadano Kane’, que utilizó la profundidad de campo y ángulos contrapicados para contar la historia de investigación de unos reporteros sobre la muerte de Charles Kane. La cinematografía de la cinta se ha quedado como un referente.
‘Lo que el viento se llevó’ reúne estas dos primeras características. “Scarlett siempre será una mujer moderna, no importa la época en que se exhiba”, dice Jorge Suárez, crítico e historiador de cine.
El guión de un amorío en tiempos de la Guerra Civil se sostiene -según Suárez- por ser impecable “cuya historia camina con el tiempo”. De acuerdo con Andrade, este filme además se cuenta desde un punto de vista cercano al espectador -a través de Scarlett- lo que permite convertirla en un clásico.
El tercer elemento es quizás uno de los más importantes, la innovación. Santiago Castellanos, profesor de comunicación y cine en la USFQ, indica que los clásicos deben marcar un antes y un después en la historia del cine, ya sea en narrativa o en forma.
En este sentido, películas como ‘Breathless’ han calado por su forma de utilizar las herramientas en el montaje. La utilización del ‘jump cut’ o salto de edición en una cinta de jóvenes rebeldes en un contexto de gánsteres “es ver una revolución pasando”, menciona Andrade.
La cinta ‘Boyhood’, nominada a Mejor película en los Oscar, cuenta con la cualidades de convertirse en un clásico. Los entrevistados coinciden en que encaja dentro de este panorama por la innovadora forma de realización (12 años de rodaje).
El director Richard Linklater abre un nuevo camino que explorar en la ficción, el tiempo. Esta herramienta, usada en el documental, según Andrade, demuestra la necesidad del director de confiar en su deseo de narrar de una forma distinta.
Pero la formación de un clásico puede y debe ser cuestionable según Castellanos, “aunque cuenten con estos elementos los listados de clásicos terminan incluyendo a películas hechas por hombres que retratan problemas de la clase media, blanca, que apoyan el capitalismo y los valores occidentales”, finaliza.