El deporte es sinónimo de salud y por eso se recomienda practicarlo en cualquier etapa de la vida, incluida la tercera edad –a partir de los 65 años–. La ejecución de una actividad física garantiza a los adultos mayores una mejor calidad de vida, pues reduce el riesgo de padecer sobrepeso, obesidad, fracturas, según el fisiólogo deportivo Juan Naranjo.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, la ausencia de movimiento en este grupo aumenta el riesgo de padecer cardiopatía coronaria, hipertensión, accidentes cerebrovasculares, diabetes de tipo 2, cáncer de colon y de mama; males que también atacan al adulto mayor ecuatoriano.
De acuerdo con los datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), en el 2011, las enfermedades más comunes en la tercera edad en el área urbana son: osteoporosis (19%), diabetes (13%), problemas del corazón (13%) y enfermedades pulmonares (8%).
La recomendación de Naranjo es destinar al menos 30 minutos a la práctica de una actividad física, tres veces a la semana, para también fortalecer el sistema óseo y mantener el tono de la masa muscular.
Lo único que tiene que evitar es agitarse en exceso. El Centers for Disease Control and Prevention sugiere distribuir el tiempo de ‘entrenamiento’ a lo largo del día. Los adultos mayores pueden caminar, practicar yoga, pilates o trabajar rutinas de ejercicios con el peso del cuerpo. La clave, según el deportólogo Pablo Cisneros, es que cada sistema de entrenamiento esté guiado por un especialista.
A esas actividades, Naranjo añade el aquaerobic o hidrogimnasia. En esa disciplina, el impacto en rodillas y en la columna es nulo. Además, el agua relaja y provee de la resistencia necesaria para fortalecer articulaciones y músculos, cuenta Gloria Paz, entrenadora.
Esos beneficios se apegan a la recomendación del Colegio Americano de Medicina del Deporte, Asociación Americana del Corazón y del Departamento de Salud y Servicios Humanos (DHHS). “Es importante involucrar a los adultos mayores en actividades de fortalecimiento de todos los grupos musculares, al menos dos días a la semana”.
Siguiendo esas recomendaciones, el riesgo de que un adulto mayor se fracture un hueso tras una caída, por ejemplo, se reduce considerablemente. Según un estudio de la Universidad McMaster de Canadá, publicado en la revista The Faseb, en junio pasado, las personas mayores que hacen ejercicio con regularidad pueden reparar su músculo con mayor rapidez.
Esther Crespo, de 84 años, es una asidua defensora de los beneficios del aquaerobic. “Me siento más fuerte, me relajo y me divierto. Toda mi vida he realizado deporte y eso es lo que me permite estar ahora bajo la piscina”, cuenta.
Bajo el agua, los participantes trotan, corren, mueven la cintura de un lado para el otro. Terminan agotados después de una hora de clase. Parte de ese tiempo lo destinan a calentar y estirar los músculos para evitar lesiones y dolores en el transcurso de la semana.
Para conocer qué tiempo dedica el adulto mayor a sus prácticas de algún deporte, el INEC encuestó a 834 668 personas. De ellas, el 75% dijo permanecer activa durante una hora, el 20,96% dedica dos horas a la práctica deportiva, mientras que el 2,90% y 1,12% destinan tres y cuatro horas, respectivamente.