Alumnos del bachillerato internacional del Manuela Cañizares iniciaron clases el lunes. Foto: Galo Paguay / EL COMERCIO
La educación inicial es seis veces más costosa que el bachillerato en el sistema de educación público. El Gobierno invirtió el ciclo anterior USD 2 060,73 por cada niño de 3 a 5 años, según datos estimados del Ministerio de Educación.
Mientras, para un joven entre 15 y 17 años –que cursa los últimos años – se destinó USD 317,35 por alumno.
En estos rubros se incluyen la alimentación, los textos y los uniformes. También se considera el salario y la capacitación de profesores, la infraestructura y el mantenimiento de los planteles, que desde hoy, 4 de septiembre del 2017 abren sus puertas para el nuevo año.
En total son 1 501 077 niños y adolescentes, que estudian en el régimen Sierra y Amazonía. Ellos retornan a las aulas de forma escalonada hasta el 2 de octubre, fecha en la que ingresarán los preescolares.
El monto de la educación inicial es más alto, porque los niños requieren una mayor atención y cuidados. Eso según Pablo Beltrán, catedrático e investigador de Economía en la Universidad San Francisco.
Un aula con párvulos no debe ser numerosa y requiere, al menos, dos docentes. Además -añadió- el infante necesita más insumos como elementos para mejorar su motricidad, alimentos nutritivos e infraestructura.
Esto no ocurre en el bachillerato, en donde el joven puede insertarse en espacios grandes y desenvolverse solo. Es decir, estar en aulas con unos 40 estudiantes y un maestro.
Guadalupe Tonato apostó por el sistema educativo fiscal para Ismael, su hijo de 7 años. Lo mismo hizo Ximena Sasi, madre de dos niños: uno de octavo y otro de tercer año.
Ellas están satisfechas con la educación que han recibido sus pequeños. Además, optaron por lo fiscal porque se ahorran en comida, textos y uniformes. Eso último entrega el Gobierno al inicio de cada año.
Para este ciclo, 1 315 548 niños recibirán alimentación escolar. Además ya se distribuyeron 1 576 329 juegos de textos, según datos de la entidad.
Dentro del monto destinado por alumno está la capacitación del docente. Esta ha mejorado en los últimos años, según Neli Gaona, vicerrectora encargada de la Unidad Educativa Manuela Cañizares.
El año anterior -contó- siguió un curso sobre el currículo educativo, que le sirvió para actualizar sus conocimientos.
Ella, además, tuvo la oportunidad de participar de un taller durante seis meses en una universidad de España.
En los últimos cinco años, la inversión por estudiante ha variado. Entre 2012 y 2014 hubo un incremento en el rubro por alumno, producto del alza del precio del barril de petróleo. Pasados estos años, el monto bajó por la caída del petróleo.
El aumento no ha significado una mejora en la calidad de la educación, ya que predominó la inversión en infraestructura: escuelas del milenio, por ejemplo, opina Beltrán.
En esa línea se concentrará el Ministerio de Educación. Su titular, Fander Falconí, ha dicho que la prioridad en este período será avanzar en la calidad del sistema. Acompañarán al docente y al estudiante.
El 80% del alumnado está en el sistema público y el 20% (368 149 chicos hasta el ciclo pasado), en el privado. En este último caso, la inversión depende del bolsillo del padre.
Mariela Santana es madre de una niña de 7 años, que estudia en el Colegio Alemán de Quito. Ella la inscribió en un plantel privado, entre otros puntos, para que aprenda ese idioma. La pensión mensual que paga es de USD 500 por una beca.
El resto cancela mensualmente USD 686,71 en educación inicial, 697,28 en básica, 697,28 en básica superior y USD 711,8 en bachillerato. En este régimen hay una variedad de opciones privadas, de menos de USD 100 a más de 1 000.