Fulgores del Ecuador Fashion Week

La producción 23 de la semana oficial de la moda llegó cargada de creatividad y color. Nacionales y extranjeros muestran sus tendencias de diseño hasta hoy. Foto: Enrique Pesantes/ EL COMERCIO.

La producción 23 de la semana oficial de la moda llegó cargada de creatividad y color. Nacionales y extranjeros muestran sus tendencias de diseño hasta hoy. Foto: Enrique Pesantes/ EL COMERCIO.

La producción 23 de la semana oficial de la moda llegó cargada de creatividad y color. Nacionales y extranjeros muestran sus tendencias de diseño hasta hoy. Foto: Enrique Pesantes/ EL COMERCIO.

Las gafas oscuras de Gemma Pitarch proyectaron la pasarela. Camuflada, como una modelo más, la diseñadora madrileña abrió el desfile de su colección Lolailo. Por unos minutos el público fue transportado a su natal España. Sus creaciones, con predominantes tonos negros, blancos y naranjas, fluyeron a ritmo flamenco fusionado con electrónica.

Telas floreadas. Faldones adornados con arandeles. Flecos y abanicos. El escenario se convirtió en un tablado flamenco en el estreno del Ecuador Fashion Week (EFW). Pero eso no fue lo más sorprendente.

Pitarch se mantuvo en la pasarela para cambiar los outfits. Cada modelo usó dos trajes que la diseñadora transformó frente a los asistentes. Así, vestidos anchos y largos se tornaban en cortos y estilizados. Y los faldones que ocultaban pantalones bombachos quedaron en su mano.

35 pasarelas se toman hasta hoy el EFW. Tendencias de moda, creatividad y una fusión de estilos brillaron bajo una lluvia de luces. María Emilia Cevallos dio un toque especial a la puesta en escena de la colección Dreams, de la ecuatoriana Catalina Wood. Las miradas se dividieron entre su interpretación musical y los trajes limpios, de líneas elegantes y delicados pliegues.

Dorados, azules y una gama de rosas envolvieron los cuerpos. El destello de lentejuelas y el contraste de texturas y capas de gasas superpuestas dieron movimiento y luz a los trajes de Wood.

Estilos marcados por el fulgor también se imprimieron en los diseños del ecuatoriano Julio Assang, con vestidos elegantes y de escotes profundos. Y en la línea de zapatos LQ de Liss Quilora. Los tacones, con piedras, telas de colores y su suela morada, se hicieron sentir.

Poco después, los naipes volaron cuando entró Blackjack, de María del Mar Proaño. Blanco y negro fueron su elección. Organza, satín, tafeta… Esa fue la apuesta de Danny de la Venta, el ecuatoriano que hizo de Canadá su puerta al mundo de la alta costura.

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