Camila Carrillo arregla su departamento, en el norte de Quito, para recibir a sus huéspedes. Foto: Patricio Terán / VIAJAR
Cuando a Camila Carrillo se le pregunta sobre los beneficios de ofertar hospedaje en su casa en la plataforma de Airbnb, responde que le ha representado conocer más de 50 personas en los últimos tres años y generar un ingreso para su presupuesto mensual.
Carrillo ofrece hospedaje en Quito por un costo que oscila entre los USD 10 y 15. Ese servicio ya lo ofrecía a través del sitio Couchsurfing, pero comenta que más rentable le resultó estar en la plataforma ideada en San Francisco, EE.UU., por Brian Chesky, Joe Gebbia y Nathan Blecharczyk.
Entre sus anécdotas, Carrillo menciona sus huéspedes vienen con la intención de compartir con sus anfitriones e incluso con los gatos que habitan en su apartamento. “No es lo mismo que ir a un hotel, ya que compartes con alguien y conoces mucha gente”, dice.
Con ese criterio también coincide Sonnia Burbano, que ofrece hospedaje en Guayaquil a través de Airbnb, en la zona de Urdesa, por un costo de USD 15 que incluye desayuno. “Aunque cada huésped es diferente, todos llegan con la intención de contar sus historias, las cuales han sido un entretenimiento familiar”, señala.
El ministro de Turismo, Enrique Ponce de León, anunció el pasado jueves que el alojamiento en domicilios será normado a través de una nueva reglamentación. “Esto nos va a permitir que todas las plataformas tecnológicas que le están haciendo competencia desleal a la hotelería formal compitan, pero en igualdad de condiciones y pagando impuestos”, anticipó.
De esta manera, Ecuador también buscaría poner límites a Airbnb, como ya ha ocurrido en países como España, Portugal y en ciudades estadounidenses como Miami, en donde incluso se planteó la posibilidad de prohibir la injerencia de la plataforma en el condado de Miami Dade.
En España, por ejemplo, a partir de enero del próximo año, Airbnb y el resto de plataformas colaborativas estarán obligadas a entregar a Hacienda todos los datos de los anfitriones -quienes ofrecen su casa- y de sus clientes -los que se hospedan en ellas-, además de quienes hagan uso de su plataforma. Según los mentalizadores de la medida, su implementación ayudará a prevenir el fraude fiscal.
El Ayuntamiento de Barcelona incluso llegó a un acuerdo con Airbnb para que elimine los alojamientos turísticos sin licencia. Según Aldo Salvador, director ejecutivo de la Cámara Provincial de Turismo de Pichincha (Captur), en Barcelona la afectación se dio cuando los dueños incrementaron los arriendos para ahuyentar a la gente y así tener solo huéspedes temporales.
Carrillo reconoce que se debería normar la actividad, pero cree que se debe estudiar un mecanismo para que el impuesto no se convierta en una carga para los anfitriones.
Más sobre AirBnB:
– Ingresar en esta plataforma no es difícil. Se crea una cuenta gratuita y se indica cuántas personas puede alojar.
– Se conoce a los huéspedes a su llegada, o mediante el intercambio de mensajes desde su plataforma web.
– Se acuerda una forma de pago en línea, para que el anfitrión no tenga que tratar directamente con dinero.
– 81 000 ciudades ofertan sus alojamientos en AirBnB. Están presentes en más de 191 países del mundo.