La reciente inclusión del Qhapaq Ñan, o Camino Principal Andino, en el listado del Patrimonio Mundial de la Unesco representa nuevos desafíos para el Estado ecuatoriano, así como para la empresa privada.
“Además de consistir un objeto de estudio acerca del movimiento socioeconómico, arquitectónico, arqueológico, entre otros, de la Sudamérica prehispánica, los 108 km (validados por la Unesco; hay alrededor de 500 más que aún no cuentan con la validación) que corresponden al país (de los 6 000 km que conforman la ruta que atraviesa también Argentina, Bolivia, Chile, Colombia, y Perú) son una oportunidad para desarrollar nuevos proyectos investigativos acerca de elementos como la gastronomía o las técnicas medicinales”, dice el antropólogo Pablo Caicedo.
A su criterio, la denominación de Patrimonio Mundial del Qhapaq Ñan pone en marcha nuevos mecanismos de exploración del territorio, en búsqueda de saberes que han quedado marginados a la historia oficial.
Según el economista Alejandro Pinto, una de las riquezas del trabajo que ha venido realizando el Instituto Nacional de Patrimonio Cultural y el Ministerio de Cultura y Patrimonio es que “se ha puesto al descubierto las implicaciones que ha tenido esta ruta en el Tawantinsuyo”. Para él, el estudio en conjunto de esta vía es una forma de acercarse a los modelos económicos que existieron en los Andes y cómo estos perduran hasta la actualidad.
Pero existe también preocupación por un sector de investigadores sobre esta denominación del camino andina. Si bien con esto el país se compromete con la estructuración de planes de conservación sobre estos 108 km, también implica la posible creación de rutas turísticas que podrían comprometer el futuro del camino.
El historiador y arqueólogo Juan Domínguez opina que aún no se ha estudiado a profundidad toda la ruta. “Sin embargo, ya ciertas compañías turísticas están interesadas en la creación de recorridos para extranjeros, lo que podría devenir en problemas como en Machu Picchu, donde se está estudiando la posibilidad de regular las visitas, en vista del ingreso abusivo de visitantes”.
Según la Unesco, el proyecto de investigación del Qhapaq Ñan ha contado con la colaboración de más de 300 personas, en los seis países involucrados.
Caicedo mira en esta iniciativa una oportunidad para estudiar a la ruta en un contexto más regional, mirando cómo, en el caso gastronómico específicamente, se logró la distribución de ciertas especias en la elaboración de platillos con características comunes.