Un drama de Donizetti llega a Guayaquil

Los intérpretes realizaron esta semana un ensayo general previo al estreno de la obra. Foto: Enrique Pesantes / El Comercio

Los intérpretes realizaron esta semana un ensayo general previo al estreno de la obra. Foto: Enrique Pesantes / El Comercio

Los intérpretes realizaron esta semana un ensayo general previo al estreno de la obra. Foto: Enrique Pesantes / El Comercio

Las voces de la soprano Viviana Rodríguez y del tenor Andrés Córdova, con los pasajes agudos que alcanzan en los ensayos, sortean las entrañas laberínticas del Centro de Arte y llegan por estos días hasta la entrada del complejo, ubicada a unos 30 metros y dos pisos debajo del sitio de los ensayos en la sala principal del teatro.

Los cantantes guayaquileños protagonizan el montaje de la ópera ‘Lucia di Lamermoor’, drama trágico en tres actos con música del compositor italiano Gaetano Donizetti y libreto basado en una novela del británico Walter Scott. La pieza se estrenará en Guayaquil mañana con otra función el domingo.

La ópera es vehículo de lucimiento para la soprano y una pieza exigente técnica y expresivamente. Para Viviana Rodríguez, quien interpreta a una Lucía que enloquece en escena por desamor, el papel es desafiante porque a la interpretación escénica y vocal se le suman la fragilidad y los matices psicológicos que tiene este personaje.

La ópera cuenta la historia de los amores prohibidos entre Lucía y Edgardo, miembros de familias enemigas a lo ‘Romeo y Julieta’, las intrigas y engaños del hermano de Lucía -el barítono Roy Espinoza-, que intersecta y truca las cartas de los amantes para lograr casarla con otro hombre -el tenor Juan Carlos Cerna-. La tragedia se cierne sobre los novios, irremediablemente separados.

“Es una obra que nunca se había representado en Guayaquil; es de mis favoritas y está basada en hechos reales”, dice Rodríguez, quien produce el montaje con la firma Napoli, con la que ha impulsado cuatro espectáculos de ópera desde el 2016.

“Lucía cuestiona una época, la Escocia del siglo XVII, donde era natural que los padres arreglen el matrimonio de sus hijos, y donde el rol de la mujer era obedecer y procrear”, agrega Rodríguez.

En la partitura, Donizetti establece técnicas musicales para la soprano como escalas, unísonos y arias dobles para que el personaje pueda transmitir su carácter y emociones al público, explica la protagonista. También un recitativo con el que empieza la famosa aria de la locura luego de que Lucía mata a su esposo, pierde la razón y aparece con un chuchillo ensangrentada ante los asistentes a una boda de conveniencia, quienes poco antes celebraban la fiesta.

“Es un punto culminante de la ópera, donde Lucía habla incoherencias e imagina su matrimonio con Edgardo, alucinando como una sonámbula”, dice la sorpano. La obra cuenta con la dirección escénica de José Miguel Salem y más de 100 músicos en escena contando a los instrumentistas de la Orquesta Sinfónica Juvenil de la Prefectura del Guayas.

El tenor Andrés Córdova interpreta a Edgardo, el novio ‘Lucia de Lammermoor’ en este drama sobre los infortunios de un amor desgraciado. El tenor dice que el último acto es un casi monólogo suyo “con escalas que suben y suben y no dejan de subir”. “Tengo que seguir cantando mientras mi personaje agoniza, tumbado en el suelo, con movimientos de convulsión, cantando hasta el último aliento”, dice.

La pieza contrasta con las comedidas de finales felices de Donizetti como ‘Don Pasquale’ y ‘El elixir de amor’ que la propia Napoli ha montado en Guayaquil y en las que el tenor ha actuado. “Tiene comedias con música lindísima, pero Donizetti tenía la suficiente madurez para lanzarse a un drama que le hiciera honor a lo glorioso de su música” agrega.

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