La maestra Alba Guamán ubicó a todas las niñas de quinto año de básica del plantel Luis Eguiguren de Amaguaña, en una sola aula. Las pequeñas, un poco atemorizadas, entraban al amplio salón para vacunarse contra el virus del papiloma.
A ese establecimiento acudieron tres enfermeras del Centro de Salud de Conocoto con un set de inyecciones e inmunizaciones almacenadas en un enfriador. Las niñas se agruparon en una esquina hasta que el personal de la brigada médica preparase los materiales para la vacunación. La enfermera Gabriela Chumaña les explicó que era la segunda dosis de la vacuna y que sería la última, pues la tercera no se les colocaría.
En febrero de este año, el Ministerio de Salud inició la inmunización para frenar la transmisión del virus, que puede provocar cáncer de cuello uterino. Sus primeras brigadas estuvieron en Los Ríos y allí se anunció que la campaña sería de tres dosis, como recomienda la Organización Mundial de la Salud (OMS). Sin embargo, el pasado miércoles, el subsecretario nacional de vigilancia de la salud, Francisco Vallejo, informó que en el país se cubrirán dos de las tres dosis.
La recomendación de la OMS se sugiere en los informes mensuales elaborados por el ente internacional desde enero de este año. En otros países de la región, como Colombia, Perú, Brasil y Argentina, se han publicado en los portales de las instituciones oficiales de Salud que se aplicarán las tres dosis a toda la población de niñas de entre 9 y 11 años.
“La misma efectividad genera colocar la segunda que la tercera dosis”. Así asegura el doctor Carlos Torres, coordinador del Programa Ampliado de Inmunizaciones. Para el especialista, la diferencia es mínima pues asegura que al aplicar la tercera dosis las niñas están cubiertas en un 95% de contraer las cepas 16 y 18 del virus, causantes de cáncer uterino.
En Ecuador, por cada 100 000 habitantes hay entre 25 y 30 mujeres con ese padecimiento, que es la segunda causa de muerte después del cáncer de estómago, según el Registro Nacional de Tumores de Solca.
En la escuela, la maestra Alba Guamán consultó a las enfermeras del Ministerio si las menores estarían protegidas con esas dos dosis. Tras la respuesta afirmativa, la profesora ayudó a las niñas a descubrir sus brazos para recibir la vacuna.
Según el criterio del especialista Torres, el Estado ahorra con la tercera dosis, pues su carencia no alterar la dimensión de cobertura de la inmunización ante el papiloma.
El Instituto de Cáncer de Estados Unidos realizó una investigación hace dos años sobre la eficacia de la inmunización. En este documento se señala que dos dosis e incluso una sola brindarían la misma barrera contra el cáncer de cérvix. El estudio fue publicado por la revista de la misma institución y los datos fueron evaluados en un ensayo de vacunas en Costa Rica en el cual participaron alrededor de 7 500 mujeres que recibieron la inyección.
Mélany no quiso que le colocaran la segunda dosis. Tenía miedo a ser pinchada. Para calmarla, Paola Barriga, una de las enfermeras, le confirmó que con esa última inyección prevendría cualquier efecto que pudiera causar el virus del papiloma humano.
En contexto
El papiloma origina el cáncer de útero en el 99% de casos. Puede vivir en el organismo sin presentar síntomas por casi 20 años y tiene cuatro fases. El Ministerio de Salud inició una campaña de vacunación en niñas de 9 a 11 años, cuando empieza la actividad sexual.