El alemán Karl Gartelmann registró sonidos de paisajes y comunidades del país. Foto: cortesía.
Una filmadora Bolex de 16 mm y una grabadora de voz marca Uher acompañaron a Karl Gartelmann en los viajes que emprendió por todo el país, a finales de la década de los sesenta y principios de la década de los setenta.
Hace cinco años, el documentalista ecuatoriano Pocho Álvarez conoció a Gartelmann y se enteró de sus viajes y del archivo visual y sonoro que guardaba. De esos encuentros apareció ‘Gaterlmann: La memoria’, un documental que se estrenó este año en los EDOC.
El encargado de producir la música del documental fue Nelson García, quien conoció a este viajero alemán en el estreno del filme. Ese día se enteró que su archivo sonoro, que la semana pasada fue donado a la biblioteca de la Universidad San Francisco de Quito, era más extenso del que había escuchado para el filme.
“Cuando nos conocimos me contó que en todos sus viajes, de manera no profesional, grababa todo lo que veía y escuchaba. Entre los sonidos que forman parte del archivo hay de todo, desde fiestas populares de la Sierra hasta sonidos de ríos de la Amazonía”.
Lo que más le fascina a García de las grabaciones de Gartelmann son los sonidos de la naturaleza. Le parece increíble, por ejemplo, escuchar cómo sonaban lugares como Aguarico cuatro décadas atrás; todo lo que se decía durante los rituales de comunidades como la de los waoranis; o los sonidos de instrumentos que sonaban en las fiestas de los pueblos andinos.
Por su parte, a Álvarez los sonidos que más le sorprendieron al escuchar estos archivos fueron los cantos y bailes de comunidades como los siekopai. “Es increíble saber que esos cantos y danzas que Karl grabó hace tanto tiempo suenan igual ahora. Me conmovió que a pesar de la imposición de olvido que el Estado ha llevado a estos grupos, ellos mantengan la memoria intacta de sus tradiciones”.
García explica que en el archivo que se donó a la USFQ está digitalizado y puede ser consultado por cualquier persona. “Son 20 horas de grabaciones que forman parte del patrimonio sonoro del país”.
Cuando Álvarez entabló amistad con Gartelmann, le propuso volver a recorrer los lugares que había visitado hace cuarenta años. Juntos volvieron a recorrer los paisajes de la Sierra y Amazonía y a ver y a escuchar ese universo que el explorador alemán se había prometido dejar en el pasado, porque no quería descubrir en qué se había convertido el Ecuador que había sucumbido a la modernidad que llegó con el ‘boom’ petrolero.