Cuatro ‘disqueras’ locales se reinventan

Pancho Feraud, del grupo Abbaccok, revivió el estudio de Fediscos, que estuvo cerrado en dos ocasiones. Foto: Mario Faustos / El  Comercio

Pancho Feraud, del grupo Abbaccok, revivió el estudio de Fediscos, que estuvo cerrado en dos ocasiones. Foto: Mario Faustos / El Comercio

Pancho Feraud, del grupo Abbaccok, revivió el estudio de Fediscos, que estuvo cerrado en dos ocasiones. Foto: Mario Faustos / El Comercio

A través de cuatro generaciones de su familia, Antonio ‘Pancho’ Feraud ha conocido la historia de esplendor y caída de la industria discográfica guayaquileña. Su bisabuelo, José Domingo Feraud Guzmán, fundó en 1964 la Fabrica Ecuatoriana de Discos (Fediscos), que el músico guayaquileño reabrió con otro concepto a finales de la década pasada.

Fediscos comparte ahora instalaciones con una recicladora de plástico en Los Ceibos y el estudio de grabación se asemeja a un museo de los años dorados de la producción de los LP de vinil. El sitio se convirtió primero en laboratorio de experimentación de la banda de pop Abbaccok, de la que hace parte ‘Pancho’ Feraud.

En el 2010 grabaron en el lugar su primer disco y tras una inversión en equipos la “fábrica” volvió a producir, primero sencillos y luego discos.

El negocio se reinventa produciendo espectáculos y video­-
clips además de álbumes. En el estudio, Fediscos organiza conciertos dominicales denominados Mañana es lunes, para un público de hasta 60 personas.

“Parece un teatro o un museo. Le proponemos a la gente viajar en el tiempo a los años 70”, explica Feraud. “Además que escuchar a una banda dentro de un estudio de grabación es una experiencia más íntima”.

A Feraud, de 28 años, le impresiona la demanda de los últimos meses. Empezando el 2015, el estudio ha concluido la grabación de los tres primeros discos del año: los de las bandas Naranja Lázaro, Moshi Moshi y de la propia Abbaccok.

Entre las razones está el aumento progresivo de las cuotas de música nacional en las radios. Actualmente la cuota es del 35% y se prevé que hasta el año 2016 la relación sea de una canción ecuatoriana por cada foránea (1x1), como lo estipula la Ley de Comunicación.

“Supongo que todo tiene que ver. Al fin alguien te dice que te van a pasar en la radio, aunque no necesariamente se cumple”, coincide el músico Carlos Bohórquez, del sello Ermitaño Records, que se inició grabando canciones para su banda: Mamá soy demente.

“También creo que cuando hay un movimiento de buena música es porque la gente se entusiasma y contagia a partir de lo que está sucediendo (en la escena musical)”, agrega el cantante, productor de bandas como Los Pescados, Niñosaurios y Cadáver Exquisito.

Para Jorge Luis Bohórquez, del sello Borkis Entertainment, se puede desaprovechar “la gran oportunidad” que brinda la Ley si no se producen artistas con carácter, con conceptos claros y mensajes relevantes.

“Hoy en día, gracias a la venta de música digital, el publico es el mundo. No hay fronteras”, señala el compositor. La antigua casa disquera se enfocaba en vender discos, ahora se centra en vender música, según el productor de Borkis.

La nueva dinámica involucra promocionar canciones, comercializar shows y manejar la imagen de los artistas. La compañía además busca y desarrolla talentos entre quienes incluso componen canciones.

En Osso Records, que nació de la experiencia de los miembros del grupo Lego, brindan todo el soporte técnico para una grabación y ofrecen también asesoría a partir de la experiencia internacional de la banda. Pero dicen que lo ideal es actuar como productores.

Aunque los grupos y solistas que buscan grabar han venido en aumento, a Lenin Vargas y Eduardo Mackenzie, de Osso, les preocupa que la mayoría carecen de estrategias de difusión. “No solo basta con un disco bien producido de un artista talentoso. Parece que aún no se entiende que esto también es un negocio”, indica Vargas. “Falta esa presencia de un productor en cada uno de los proyectos”, dice Mackenzie, también vocalista de Lego.

El nicho de mercado de Ermitaño Records es pequeño, grupos similares de rock independiente, pero desde que el vocalista de Mamá soy demente abrió hace dos años, dice no haber tenido un día libre “Las bandas que quieren grabar están creciendo exponencialmente por todo el Ecuador”, indicó Carlos Bohórquez, que arma un catálogo de bandas para difundir entre las radios y emprender giras internacionales en conjunto.

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