El Museo del Disco está planificando ampliar su local, ante la demanda creciente. Foto: Agencia EFE
Lo daban por enterrado, una nostalgia para la necrológica musical. El vinilo era un mundo extinguido. Pero lejos de eso, la fiebre por los LP se ha apoderado de EE.UU., de tiendas de discos en Miami, por ejemplo, donde el auge de este formato desmiente su pretendido anacronismo.
Dejó dicho el escritor español Azorín que “vivir es ver volver”, ahora también del ritual que ilumina el momento en que nos extasiamos ante la carátula ilustrada de un disco y rompemos el plástico para extraer el vinilo y plantarlo bajo la aguja del tocadiscos.
Quizás estas sean experiencias táctiles, físicas, auditivas que la invisibilidad de la entrega por sistemas digitales resulta incapaz de insinuar, de ofrecer o siquiera recrear.
Pero las claves de la vigencia y tirón actual del vinilo se le escapan al cubano Hinsul Lazo, propietario del popular Museo del Disco, en Miami, abierto hace 15 años, con un catálogo de más de 5 000 discos. “Esto es una cosa extraterrestre, no es normal. No tiene sentido. Estamos hasta ampliando la tienda para dar más espacio a los vinilos”, comenta con entusiasmo el empresario dueño de esta megatienda de discos.
“La exclusividad del coleccionismo y el punto de que hay una nueva generación de chavales que ha descubierto el vinilo, aunque no se crió con él”, son factores que pueden influir en este ‘revival’ del disco y frenar la extinción de la pocas tiendas que resisten a las ventas de música digital, el ‘streaming’ o la piratería.
Así lo entiende Luis Granda, gerente del Museo del Disco, quien celebró las excelentes ventas durante el Record Store Day, una fiesta y homenaje en todo el mundo a las tiendas independientes de discos y a los vinilos.
En Estados Unidos, la reedición exclusiva del disco ‘Empire of the Clouds’, de Iron Maiden, fue el más vendido en esos días. “Los hemos vendido todos. Los 30 que teníamos”, sigue Granda, mientras despliega singles y LP.
Reediciones especiales, con carátulas muy cuidadas de The Kinks, B.B.King, Miles Davis o la caja de Creedance Clearwater Revival (1969), a un precio esta última de USD 150, son algunas de las codiciadas piezas a la vista del coleccionista, entre más de cuatrocientas.