En una descripción anterior sobre ‘Dirty Corner’, Kapoor la definió “como un cuerpo tendido sobre el suelo con sus piernas abiertas, sin que quede claro si es un objeto masculino o femenino”. Foto: María Luisa Gaspar/ EFE
Es oscura, sombría y atrevida. Y no es una vagina. ¿O sí lo es? Una de las esculturas que Anish Kapoor instaló en los jardines del palacio de Versalles evoca a unos labios vaginales y generó un apasionado debate sobre el decoro en Francia.
Pero el artista británico no termina de aclarar si su obra es lo que muchos creen. “La respuesta es sí y no. Lo siento. No puedo decir nada más”, dijo a los periodistas en Versalles, ante las seis esculturas de la exposición dedicada a su obra que puede verse hasta el 1 de noviembre.
Entre ellas está la polémica ‘Dirty Corner’, fabricada en acero oxidado. En realidad, Kapoor ya había dicho mucho más, pero en esta ocasión evitó repetir las declaraciones que hizo en una entrevista previa con Journal du Dimanche.
En esa ocasión afirmó que ‘Dirty Corner’ tenía “una connotación sexual: la vagina de la reina que toma el poder”. Sus palabras provocaron un buen número de reacciones exasperadas y algunas voces afirmaron que la escultura no es más que una artimaña para llamar la atención.
Para el conservador principal de Versalles, las declaraciones de Kapoor fueron un “lapsus”. “En realidad no entiendo bien el escándalo”, afirmó el famoso escultor de 61 años. “No creo que esté relacionado con la obra, más bien es un viejo tema de discusión en Francia sobre historia y modernidad“.
Esa inherente tensión entre la visión contemporánea de Kapoor y la grandeza de los jardines de Versalles es uno de los principales temas inspiradores de este trabajo. Los jardines de Versalles fueron diseñados por André Le Nôtre, un maestro del estilo de jardín francés, caracterizado por las plantas y árboles esculpidos, amplios paseos y grandes estanques rectangulaes con fuentes doradas.
Alabando el estilo de Le Nôtre, Kapoor asegura que nunca quiso romper ese orden, sino que sus esculturas iniciasen un “diálogo” con el jardín que yuxtapondría diferentes épocas.
Ese intento puede apreciarse fácilmente en dos de las primeras esculturas, que funcionan como espejos que distorsionan la imagen y a veces invierten el reflejo.
La idea para la polémica ‘Dirty Corner’ era parecida: según Kapoor el objetivo era construir una historia sobre algo que existía antes de Le Nôtre y que simplemente fue sacado a la luz. “Es una excavación, ¿qué hay por debajo? Quizás algo oscuro, más complejo, quizás peligroso. Es como una cueva, un momento de oscuridad”, afirmó el artista.
En una descripción anterior sobre esa obra Kapoor fue un paso más allá al describirla “como un cuerpo tendido sobre el suelo con sus piernas abiertas, sin que quede claro si es un objeto masculino o femenino. Un largo tubo que puede ser masculino, una vagina/falo”. “Quiero confusión”, aseguró.
Puede parecer una hazaña el hecho de generar una polémica de este tipo en Francia, teniendo en cuenta su aparente actitud liberal respecto al arte y el sexo.
Pero no es la primera vez: en 2014 fue atacada una enorme escultura del artista Paul McCarthy que recordaba a un consolador.
Para Kapoor, el debate generado por su obra es la prueba definitiva de su valía. Y no solo en lo que se refiere a comparaciones anatómicas. Él fue el primer artista en una década que pudo utilizar la Salle du Jeue de Paume, una oscura habitación de los terrenos de Versalles relacionada con la Revolución Francesa.
Allí instaló su obra ‘Shooting Into The Corner‘, en la que un cañón dispara pedazos de cera roja contra dos paredes blancas. “Hay un diálogo entre el cuerpo y sí mismo, una promesa del cuerpo a sí mismo”, dijo el escultor, en referencia a un cuadro de esa sala que evoca el inicio de la Revolución. “Así que la instalación habla de ese momento violento, pero también del cuadro de la pared. Es un trabajo en construcción”.