Dioses guancavilcas, en una ruta en el interior de la provincia de Santa Elena

San Biritute, dios tutelar de Sacachún, uno de los atractivos de la zona.

San Biritute, dios tutelar de Sacachún, uno de los atractivos de la zona.

San Biritute, dios tutelar de Sacachún, uno de los atractivos de la zona. Foto: Mario Faustos / EL COMERCIO

Estructuras de piedra con forma de tortuga, sellos de barro, machacadores, muros de contención prehispánicos y 32 sitios arqueológicos fueron encontrados en el Cerro Las Negras, en Santa Elena.

Se lo hizo tras un estudio del Instituto Nacional de Patrimonio Cultural (INPC). En el 2017, el Instituto destacó las características del monte, un bosque secundario, aprovechables para el ecoturismo y el turismo cultural sustentable.

El Cerro Las Negras está en medio del ‘Camino de los dioses guancavilcas’, en el interior de la provincia de Santa Elena y estribaciones de la Cordillera Chongón-Colonche.

El lugar acogió un antiguo centro ceremonial de la cultura Guancavilca (800 d.C. al 1532 d.C.), de donde se extrajeron los monolitos que le dan la denominación a la también conocida como ‘Ruta de los viejos dioses’.
Originalmente eran nueve figuras de piedra talladas. Algunas de ellas, de animales o con rasgos humanos, fueron encumbradas en plazas y calles de los pueblos de la zona.

Un pequeño mono de piedra, relacionado con las cosechas, se encuentra en la plaza de Chongón –el único de la ruta que pertenece a la provincia del Guayas– y se dice que “hay que besarle el rabo en señal de suerte”. Juntas del Pacífico tiene al tótem conocido como ‘Negrito’, cuyo pene ha sido reconstruido y al que las parejas sin hijos le piden por un embarazo.

Juntas cuenta con una gran producción de ciruelas. Heriberto Salinas, de 58 años, quien se identifica con el pueblo guancavilca, produce mermeladas y vinos de ciruela. Se comercializan todo el año con la marca Don Ciruelo, que cobija a productores de la comuna.

En la parroquia Simón Bolívar, conocida como Julio Moreno, cuenta con una pequeña pareja de monolitos masculino y femenino, aunque de rasgos diluidos, que los pobladores reconocen como ‘Cira y Cirilo, padres milenarios’.

Juan Orlando González, de 62 años, vive en un cerro junto a dos jagüeyes o albarradas; son otro de los atractivos de la ruta, pues se estima que estas pequeñas lagunas u ojos de agua constituyen una forma de tecnología prehispánica para retener y conservar agua para las épocas se sequía.
El propio González tiene afuera de su casa un monolito que halló en la zona, una piedra alargada, como una culebra, con la base enterrada e indicios de un rostro tallado en el extremo superior.

La ruta –que incluye a Limoncito, Sube y Baja y Buenos Aires– tiene como uno de sus principales paradas a Saca­chún, donde está el tótem fálico de San Biritute. A la escultura de 2,35 metros, tallada en piedra de conglomerado marino, considerada la figura antropomorfa prehispánica más grande hallada en el Ecuador, se le atribuyen poderes sobre la lluvia y la fertilidad.

Antiguamente existía la costumbre de flagelarlo para que “hiciera llover” y desde su retorno al pueblo, en el 2011, tras 59 años “usurpado” en Guayaquil, el dios secular se ha convertido en atractivo turístico.

Las caminatas por el bosque seco hasta círculos de piedra de los cerros circundantes, lugares ceremoniales de los guancavilcas, son otras opciones que promueve Dionicio Tigrero, de 59 años, uno de los tres guías comunitarios de Sacachún. Él talla en piedra réplicas de San Biritute o las moldea y quema en diminutas figuras de barro, como recuerdos para los visitantes.

Érika Espín, gestora de turismo cultural y quien organiza actividades desde hace 15 años, dice que desde Juntas se visita Cerro Las Negras.
Ahí, el INPC encontró una plataforma rectangular, que tiene 60 metros de largo, 11 de ancho y una altura mayor a 1,30 m. “A la guancavilca se la conoce como la cultura de los cerros, usaban las cimas como centros ceremoniales y amurallaban las partes altas”, dice Espín. Ella organiza paseos que toman toda la mañana y culminan por la tarde en las playas de Ballenita.

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