El grupo Siervas se encuentra en Quito desde esta semana. Paralelamente a sus presentaciones, realizaron ayer un taller en la iglesia Santa Teresita. Foto: Paúl Rivas/EL COMERCIO
Cantar es orar dos veces, dice la frase atribuida –erradamente- a San Agustín. Pero lo que en realidad escribió este doctor de la Iglesia es que cantar alabanzas es amar a quien se canta.
Y eso, precisamente, alienta a Siervas, un grupo de pop/rock que se presentará el sábado 27 de agosto de 2016 en Quito, durante el II Festival Internacional de Música Católica El FEst.
Monjas que cantan y hacen música para las masas es poco habitual pero no una novedad. La primera en tener éxito cantando sin desprenderse de los hábitos religiosos fue Jeanne-Paule Marie Deckers, la dominica belga mejor conocida como Sor Sonrisa, que en 1963 colocó un éxito en la Billboard, la célebre canción ‘Dominique’.
Otros ejemplos más contemporáneos son la mexicana Hermana Inés de Jesús, quien solo canta temas dulces y suaves y apenas ofrece tres presentaciones al año por sus estrictos votos de reclusión, y la italiana Cristina Scuccia, ganadora de ‘La Voz’ en su país.
El grupo Siervas se desmarca ligeramente de sus colegas, aunque en su carrera de dos años tocando han conseguido un éxito mediático que ya quisiera cualquier artista secular. Su primer disco está disponible en Spotify y también se lo puede comprar en iTunes.
Su presentación ante el papa Francisco, en Ciudad Juárez, fue uno de los puntos culminantes de la gira del Pontífice por México. Y se dan el lujo, como las Runaways o las Go-go’s, de ofrecer una gira internacional.
Siervas se creó en la orden Siervas del Plan de Dios, comunidad instaurada en Lima en 1998 y que forma parte de la Familia Sodálite, una sociedad de vida apostólica reconocida por el Vaticano y que tiene como meta difundir la Buena Nueva por el mundo. Tienen una misión en Guayaquil.
¿Y el rock? Bueno, todo empezó cuando 11 hermanas de la orden cayeron en cuenta que tenían en común un pasado musical. Una tocaba la guitarra como Hendrix. Otra le daba con todo a la batería como Phil Collins. Otra no le pedía favores en el bajo a Sting.
Y, así, decidieron crear un grupo que terminó rebasando las simples presentaciones en misa y que, en esta era de redes sociales, las ha puesto en el camino no solo de Dios sino del jet-set.
Las fundadoras son Ivonne Fuentes, Cindy Teixeira, María Josefina Amenábar, Kathleen Redido, Arisa Cárdenas, Teresa Fuentes, Paula Soto, Jessica Wong, Mónica Nobl, Dayana Cobos y Andrea García. Al poco tiempo se integró Camila Lastarria y desde entonces son doce. Sí, como los apóstoles.
El grupo nació en Lima pero sus integrantes son de diversas nacionalidades. Hay cuatro chilenas, dos peruanas y una ecuatoriana, argentina, venezolana, japonesa, filipina y china. Tocan los instrumentos clásicos del rock pero también incorporan clarinete, contrabajo, violín y percusión.
El pop es el eje pero no le sacan el cuerpo al latin jazz y a otros ritmos. Tampoco se quitan el hábito, por supuesto, tanto en el escenario como en sus obligaciones en la orden, pues acuden a cárceles, hospicios y demás lugares. De esas experiencias toman la inspiración para sus canciones.
Ivonne Fuentes es la directora musical y la que lleva el mayor peso en la composición, porque Siervas solo graba temas propios. Toda la banda contribuye para que cada canción se ajuste a su propuesta optimista, alegre y motivadora a vivir dejando que Él lleve la carga.