El desayuno y los textos escolares no llegaron a tres escuelas de Tambillo, Alóag y Machachi, en Pichincha, hasta el pasado lunes. Rosa Cevallos, directora de la escuela Manuel Antonio Borrero, de Tambillo, desconoce la fecha de entrega. “Estamos preocupados porque los niños no desayunan, son de bajos recursos económicos. Algunos solo toman una agua con pan”. En el plantel estudian 251 niños.
Según Justo Tobar, coordinador del Programa de Alimentación Escolar (PAE) del Ministerio de Educación, la entrega de alimentos iba a culminar el pasado 10.
Además del retraso en la entrega del desayuno, Cevallos dijo que también les inquieta la eliminación del almuerzo. Mañana se reunirá el comité de padres de familia para analizar la situación y plantear posibles soluciones. “Nos apena mucho, es un perjuicio para los niños, sus padres trabajan todo el día, no tienen quién les atienda en el almuerzo”.
Martha Toledo, maestra del séptimo de básica de esta escuela, comentó que la eliminación del almuerzo implica que la mitad de sus 33 estudiantes deban atender a sus hermanos en el almuerzo. Sus padres trabajan todo el día.
Melisa Pacheco, de 11 años, por ejemplo, cuida de sus hermanas Melany, de nueve y Ángela de siete. La niña debe calentar el almuerzo que deja su madre Melisa Paladines para darles a sus hermanas. “Prefiero comer en la escuela, acá no estamos solas”. Su madre trabaja en una plantación y sale de la casa a las 06:00 y regresa a las 18:00. Sus compañeros Nicol Revelo y Luis Zhañay, de 11 años, también viven una situación similar. La madre de este último trabaja en la agricultura y empieza a laborar desde las 04:00.
En la escuela Fiscal Mixta Colombia, en Alóag, 483 niños tampoco reciben su desayuno. Henry Estrada, de 10 años, comenta que su madre le da café con pan. Y a veces le envía USD 0,50 para que compre algo en el recreo.
Carlos Homero Valencia, director del plantel, informó que los padres se reunirán mañana para decidir si aceptan una ayuda de la Fundación Proniño para financiar el desayuno y el almuerzo. “No hay argumento válido, la medida nos afecta, muchos niños vienen sin comer, son pobres”.
En la escuela Isabel Yánez de Machachi, el 70% de los alumnos provienen de familias pobres, según la maestra Hilda Albuja. “Son niños que no toman ni una agua y todos los días preguntan si les vamos a dar las dos comidas”. Jefferson Pilamunga, de 13 años, vive con una tía porque sus padres están en España. El pequeño cuenta que desayuna café con pan y que a las 14:30 llega a su casa para calentar lo que le deja su tía.