El desarollo de software será la llave para entrar al mundo de la industria 4.0

La firma DA&C modifica brazos robóticos para realizar tareas industriales. Foto: Andrés Jaramillo/ EL COMERCIO.

La firma DA&C modifica brazos robóticos para realizar tareas industriales. Foto: Andrés Jaramillo/ EL COMERCIO.

La firma DA&C modifica brazos robóticos para realizar tareas industriales. Foto: Andrés Jaramillo/ EL COMERCIO.

Producir en masa, pero al mismo tiempo de forma personalizada, según la necesidad de cada cliente. Ese es el reto que se ha planteado la industria 4.0. El término fue acuñado en Alemania para describir a las fábricas del futuro.

Se trata de complejos cuyos equipos están interconectados a través de la Internet, con procesos automatizados, sistemas de gestión de ‘Big Data’ y laboratorios de investigación y desarrollo de software.

Esto último será clave para toda la operación. “Las máquinas no serán nada sin esa parte intangible -el software- que es el lenguaje a través del cual se dará las órdenes”, dice Leslie Jarrín, principal de la consultora especializada en el desarrollo de software ThoughtWorks, en Ecuador.

El software permitirá, por ejemplo, reducir el tiempo de paralización de una industria cuando sea necesario reprogramar sus tareas.

En la actualidad, lo que se hace es dar una orden general para armar un celular, por ejemplo, y las máquinas se encargan de hacer la misma actividad todo el tiempo.

Pero si a ese celular se le quiere colocar otra carcasa, es necesario parar todo y volver a configurar la máquina. Esto, en la era de la industria 4.0, no será necesario. El recambio de órdenes podría durar segundos. Así se abre la oportunidad para ofertar bienes diferenciados, sin que esto afecte la cantidad, el flujo ni la cantidad de producción.

Los primeros pasos en la aplicación de este modelo ya se han dado. La empresa de bebidas Coca-Cola fabrica el mismo producto, pero con etiquetas diferenciadas, según el nombre del cliente.

Algo similar ocurre con otra empresa de electrónica, dedicada a la producción de iPhone en Taiwán. Foxconn produce 1 millón de teléfonos por día, pero es flexible a los requerimientos de la firma de la manzana, que hace cambios frecuentes en los componentes electrónicos de la línea iPhone.

Siemens, en cambio, anunció este año la contratación de
8 000 ingenieros especializados en software, que están dedicados exclusivamente a crear la industria del futuro.

Para Antonio Sánchez, expresidente de la Asociación Ecuatoriana de Software, este escenario está modificando el perfil del desarrollador de programas. Ya no se lo puede ver solo como un técnico que maneja las últimas herramientas.

Es necesario entenderlo como un tomador de decisiones, que conoce de mercadeo, procesos de flujos industriales y que tiene la capacidad para adaptarse a los cambios de cada sector.

Pero, además, cuenta con la creatividad, iniciativa y destreza para brindar soluciones para que las empresas puedan gestionar los datos (Big Data), que cada vez serán más abundantes, y se recolectarán a través de dispositivos conectados a la Internet.

Una empresa de bebidas, por ejemplo, podrá monitorear a los vendedores que salen a las calles a través de equipos móviles, saber el tiempo que pasan en una tienda y el sitio exacto donde se encuentran en una determinada hora del día.

Con los software se podrá crear sistemas que organicen automáticamente toda esa información y permitan a las industrias tomar decisiones basadas en los resultados.

Esto implicará, según Francois Leens, gerente de canales y especialista en Internet de las cosas de Cisco, un desarrollo de estructuras de seguridad para cuidar la información y establecer sistemas de alerta.

En una industria -agrega- la interconexión de los equipos a través de la Internet da la posibilidad de tener sistemas de alerta temprana. Si se daña una máquina, la notificación podrá llegar al teléfono celular del técnico, o a su radio Motorola para que pueda actuar de forma inmediata en una fábrica.

Para Jarrín, el software de recursos abiertos será fundamental en la consecución de la industria 4.0.

No solo permitirá, como pasa en la actualidad, reducir los costos de producción de las empresas. También acceder libremente al conocimiento que comparten los desarrolladores del mundo.

Luego cada profesional de la programación lo podrá reproducir, modificar o mejorar, para adaptarlo según la necesidad de cada industria.

“En general existen en el país empresas y personas con estos conocimientos, que podrían complementarse para ofrecer soluciones integradas”, señala Mauricio Bayas, de la firma ecuatoriana de servicios tecnológicos Bayteq. Pero se requerirá de mayor inversión en investigación y desarrollo.

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