Arrastra su pierna derecha al caminar y su brazo del mismo lado lo tiene semiparalizado. Desde que el cuencano Jorge Reinoso, hoy de 55 años, sufrió un Accidente Cerebro Vascular (ACV) no pronuncia con claridad ciertas palabras.
Esas limitaciones, que enfrenta desde hace 13 años, no son un impedimento para que ejerza su profesión de médico endocrinólogo y diabetólogo. Él tiene su consultorio en el quinto piso del Hospital Monte Sinaí, al sur de Cuenca.
No deja de sonreír ni siquiera cuando recuerda el 2000 cuando tenía 42 años y participaba en un congreso médico en la capital azuaya y se desmayó. Tres meses después se despertó luego de estar en estado de coma.
El diagnóstico fue un ACV isquémico: le faltó oxígeno en el cerebro y sufrió un derrame cerebral. Cuando abrió sus ojos no podía comunicarse con su esposa que estaba junto a él. El galeno reclina su espalda en su sillón y baja un poco sus anteojos para relatar que dos meses antes de quedar en coma sintió un dolor en el brazo y mareos en la cabeza.
Acudió al neurólogo, quien le pidió una tomografía que nunca se realizó, porque el malestar pasó rápido y debía cumplir con sus labores en cuatro casas de salud en Cuenca. En ocasiones labora desde las 06:00 hasta las 23:00.
Además, fumaba una cajetilla de cigarrillos al día y su alimentación tenía excesivas grasas. “Eso me provocó un ACV”.
Según el neurólogo Boris Calle, las causas para este accidente son diversas y destaca el tabaquismo, hipertensión, diabetes, niveles altos de estrés, malos hábitos alimenticios y sedentarismo.
Calle tiene 10 años de experiencia como neurólogo y está preocupado, porque en los últimos cinco años es más frecuente que los jóvenes presenten cuadros de ACV.
Eso obedece a su estilo de vida y pone varios ejemplos. Según Calle, el tiempo libre se ocupa solamente en tecnología, “no se hace ejercicios ni se comparte en familia”.
También influye la ingesta de alcohol y el consumo inadecuado de sustancia, señala Calle. Un estudio realizado a 210 pacientes del Hospital Regional Vicente Corral Moscoso, entre el 2009 y el 2010, se determinó que el 1,4% de los casos fue de personas entre los 30 y 39 años. Antes, esta enfermedad no aparecía a esas edades, pues lo frecuente era en la tercera edad. Principalmente se presenta en pacientes con antecedentes de tabaquismo o con enfermedades coronarias y diabetes.
En los últimos años también es más común la atención de pacientes entre 35 y 40 años con cuadros de ACV en el área de emergencias del Vicente Corral, señala el doctor Manuel Inga, quien atiende a quienes presentan intensos dolores de cabeza, parálisis parciales, que son posibles síntomas de ACV.
Según Inga, para la recuperación, la familia juega un papel fundamental. En el caso de Reinoso fue así. El segundo de sus hijos Agustín, de 32 años, recuerda que se turnaban para atenderlo. Por más de un año estuvo pendiente de su progenitor para que no le ocurra nada ni sufra algún dolor.
Al principio se comunicaban por señas. “Fue una época donde el verdadero amor estuvo aprueba, porque uno puede tener agotamiento, pero es importante que la familia se mantenga unida y muestre su comprensión”, dice Agustín.
Reinoso volvió a caminar a los seis meses y desde entonces realiza rehabilitaciones para recuperar su movilidad. Los derrames ocasionan diversas secuelas, dice Calle: no puedan mover sus extremidades, hay rigidez, dislexia, por lo que necesitarán terapia de lenguaje, ocupacional y fisioterapia.
Para la fisioterapista Verónica Ligüa, es importante que se trabaje con un equipo multidisciplinario, para una recuperación oportuna. Sugiere que desde que se presenta el problema se trabaje en terapias para recuperar el movimiento.
Cuando el caso es más severo se presenta un cuadro hemorrágico.
Según Calle, estos pueden producir una muerte instantánea y las personas que están más propensas son las que tienen problema cardíacos o de presión.
Los ACV hemorrágicos también se producen por coagulación de la sangre. Otro factor es el aneurisma, es decir, una rotura de una vena que provoca hemorragias.
En el 2002, Reinoso regresó a trabajar, pero sufrió precisamente ese cuadro hemorrágico. Al mes de aquello viajó a Argentina para practicarse una cirugía. Lo hizo porque en ese país, donde hay una mayor incidencia de este tipo de casos, también hay tratamientos.
Según estudios del Instituto Nacional de Salud de EE.UU., Argentina está entre los países con mayor incidencia de ACV en Latinoamérica y representa la tercera causa de muerte luego del cáncer y enfermedades del corazón.
Reinoso señala que en ese país y Estados Unidos hay una alta incidencia de casos en jóvenes y si no hay un cambio de hábitos la situación se puede agravar en Ecuador.
Durante dos años, Reinoso dejó de ejercer su profesión y cuando regresó, recuerda, tenía pacientes que le veían con desconfianza. Ahora sus consultorios en los hospitales Monte Sinaí y Regional Vicente Corral están llenos. Él atiende un promedio de 20 personas al día.
Tome en cuenta
- Se recomienda que cada dos años, las personas se practiquen una tomografía con la finalidad de detectar algún problema en el cerebro. Principalmente cuando hay dolores frecuentes de cabeza o musculares.
- Para evitar un ACV se recomienda una dieta balanceada rica en proteínas, verduras, frutas y evitar grasas y carbohidratos. El exceso de dulces y azúcar es perjudicial.
- La fisioterapia que recibe el paciente ayuda a recuperar la movilidad de sus extremidades y cuerpo. Realizan ejercicios con pelotas, y para contribuir a su desarrollo emotivo y de memoria les hacen escuchar música.
- El ejercicio es importante en adolescentes y personas adultas. Lo aconsejable es efectuar una rutina diaria de caminata. También, buscar actividades de relajación con la familia.
- El dejarse absorber por el trabajo, la tecnología y las preocupaciones hará que los grados de estrés aumenten y, por ende, las personas serán más propensas a los derrames cerebrales.
- De acuerdo con estudios epidemiólogos realizados en el Ecuador, las mujeres son más propensas a los ACV por el sedentarismo y porque en la menopausia tienen un cambio hormonal y no cuidan su salud.
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