Denise Lemos, investigadora y científica ecuatoriana. Foto: Diego Pallero / EL COMERCIO
Denise Lemos es directora de la Escuela de Ciencias Marinas de la Universidad del Pacífico. Es máster en Ciencias de la Tierra, PhD en Geología Marina por la Universidad de Gotemburgo, en Suecia.
Tiene un posdoctorado del Instituto de Tecnología de Massachusetts (EE.UU.). Ha sido docente e investigadora en la Universidad San Francisco de Quito y en la Universidad Central del Ecuador.
¿Cuáles son los logros de la investigación científica en el país en su área?
Luego de una década de haber regresado a mi país, con la esperanza de implementar y desarrollar mi campo de especialización, veo tres logros principales. El uno es haber creado la cátedra de Geología Marina por primera vez en la historia del país, en la Universidad Central del Ecuador. La otra, estar en el Directorio Ejecutivo de la Red Ecuatoriana de Investigación Marina, Marino-Costera y Gestión Marítima (Reimar), en donde hemos trabajado con la Dirección General de Intereses Marítimos de la Armada del Ecuador, el Instituto Oceanográfico de la Armada y la Universidad del Pacífico. Un tercer logro es haber llegado a la Universidad del Pacífico, donde tengo apoyo institucional y una plataforma física desde donde trabajar.
¿Cuáles son los retos que ha enfrentado en su carrera académica?
Creo que regresar a Ecuador fue un suicidio académico, pero tengo la confianza de renacer en mis nuevas condiciones laborales en la Universidad del Pacífico.
¿Por qué?
En concreto, por falta de apoyo institucional. Creo que de ahí deriva todo. Segundo, por discriminación, consciente o inconsciente, por ser mujer. Tercero, por falta de conocimiento de lo que yo venía a aportar.
¿Usted ha vivido esta discriminación?
La discriminación a la mujer en el campo académico, como en muchos otros campos, es una realidad. Pero lamentablemente no pasamos de constatarlo y lamentarnos, y regresar a la rutina sin tomar medidas concretas al respecto. En muchos casos puede ser que haya grandes excepciones. Pero en mis 30 años en el mundo académico y en los casos de otras mujeres que he constatado, y la historia, una mujer en el mundo académico es una víctima potencial del acoso y la discriminación. Esta realidad tiende a ser camuflada y en ese momento nos convertimos en sus cómplices.
¿Es difícil hacer ciencia en Ecuador?
Es necesario invertir en el acceso libre a información científica, además del equipamiento de laboratorios. En Suecia sentí la discriminación y el acoso por ser mujer y extranjera en el mundo académico. Aquí en mi país por ser mujer, PhD y ecuatoriana en Ecuador. Allá necesité luchar un poco más para demostrar que yo, como extranjera, estaba capacitada para la tarea. Pero al mismo tiempo, mi posdoctorado en el MIT (Massachusetts Institute of Technology) fue financiado por la Fundación Knut y Alice Wallenberg de Suecia. Durante mi regreso a Ecuador he constatado una vez más que todo es relativo y he sufrido de falta de apoyo institucional.
Fue duro ser profeta en su propia tierra…
Sí, durísimo. Después de 10 años en la Universidad Central soy docente auxiliar a tiempo parcial. He solicitado el tiempo completo repetidamente, he pedido que me suban de categoría por mi larga carrera académica y experiencia docente en varios países y en varios idiomas. El argumento para la repetida negativa es la falta publicaciones, lo cual es una contradicción cuando no he tenido las condiciones necesarias para practicar mi ciencia.
¿Es complejo realizar publicaciones?
No. Dadas las condiciones adecuadas, es una de las satisfacciones de hacer ciencia seria. Aquí, en la Universidad del Pacífico, me han ofrecido una oficina muy agradable. Esta no es solo una historia personal; sé de muchos casos parecidos al mío que hablan de desperdicio, discriminación y maltrato en nuestro país de personas altamente capacitadas.