La demanda de licores no se alteró ayer

No se veía prisa por abastecerse a menos de 6 horas de que entre en vigencia la restricción a la venta de licores. Pero dueños y administradores de negocios sentían temor a sufrir pérdidas económicas.

Ayer, a eso de las 15:00, Luis (nombre ficticio para proteger la identidad) y dos amigos compraron dos botellas de licor en el supermercado Santa María de la Villa Flora, para una reunión por el Día del Padre, antes de que entre en vigencia la disposición de los ministerios de Gobierno y de Turismo.

Tiendas y licoreras no podrán vender licores después de las 22:00 y en bares y discotecas, solo hasta 02:00. Los domingos, la restricción es total, como una medida ante la ola delincuencial que afecta al país.

Luis no descartó que en algo se reduzca la inseguridad: “Estoy de acuerdo con que no se consuma los domingos, para el lunes ir a trabajar sobrio”.

Lila Zaruma compró una botella de champán, dos de crema y dos de whisky, para brindar a sus invitados en la reunión por la graduación de su hijo Carlos Puglla, de comunicador social.

A su juicio: “Me parece bien, ojalá nunca vendieran. Así no habría chicos ebrios en la calle ni les asaltarían. Incluso ya no veríamos a jóvenes y adultos emborracharse cada fin de semana en las canchas deportivas de los Dos Puentes”.

Franklin Gualpa, encargado de caja en el supermercado, comentó que hasta media tarde “se vendieron cinco cajas de 12 unidades de vino y dos cajas de whisky. Eso es lo normal”.

Euclides Figueroa y Xavier Saguay, administradores de una tienda en La Floresta y de una licorera en la calle Foch, coincidieron en su temor de que la medida les cause pérdidas.

Para el primero, la venta de licor representa un 25% del total de su ingreso. Saguay dijo que sus ventas se redujeron hasta un 80% con una medida similar anterior, ‘la hora zanahoria’, en la Alcaldía de Paco Moncayo.

Si eso ocurre, Saguay se verá obligado a despedir a la mayoría de los 20 empleados que atienden en sus cuatro locales.

Igual ocurriría con el local de una gasolinera ubicada en la Colón y Amazonas. Tendrá que despedir a tres de sus cinco empleados. Allí, el 97% de las ventas nocturnas corresponde a licores: whisky, cerveza, vinos y más.

Saguay cree que más importante que restringir el horario de venta es prohibir el consumo en las vías públicas y dentro de vehículos, “así se evitarán riñas, asaltos y accidentes”.

La Asociación de Licoreras de Quito tenía previsto realizar un plantón de protesta pacífico, a las 23:00, en la esquina de las calles Reina Victoria y Cordero.

A esa misma hora, Lila Zaruma pondría fin a la celebración en su casa, por la seguridad de su familia y de sus invitados.

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