Los integrantes de este grupo acompañan a niños con cáncer y son parte de eventos benéficos. Foto: Diego Pallero/ EL COMERCIO.
Darth Vader toma el trinche y verifica el punto de la picaña mientras un shock trooper da su veredicto sobre la sazón de las alitas. Tras ellos, una legión de jedis cambia sus sables de luz por atizadores y aventadores de palma y solemnemente aceptan la misión de no dejar que el carbón se extinga.
El olor de la carne ahumada inunda el sector de Mirasierra (Valle de los Chillos), las notas de la Marcha Imperial van ganando volumen, los comensales abren paso al personaje de traje negro, la tensión se instala y el mítico sonido de su respiración da paso a la confesión: “Luke la parrillada está lista”.
La mañana de este sábado (19 de septiembre) la fuerza de sol de la mitad del mundo acompañó a los integrantes del Star Wars Fan Club de Quito. Sus 45 integrantes, entre los que se cuentan a 9 mujeres, se reunieron para un día de convivencia mientras disfrutan de su actividad favorita: no la degustación de las delicias de la parrilla, sino hablar de la Guerra de las Galaxias.
Un poco sofocado, del casco de Vader emerge Xavier Valencia, vicepresidente de esta organización y explica que haber encontrado en Quito y ciudades aledañas a decenas de personas con su misma afición – que nació cuando a la edad de cinco años su padre lo llevó a ver su primera película- es una suerte que los ha convertido en familia. Con ellos puede conversar por horas de los jawas, los ewoks, de los androides mecánicos o aquellos imperiales.
Mientras Xavier explica el funcionamiento del sable que lo acompaña, el shock trooper, interpretado por el ambateño Giovanni Rodríguez se gana las palmas en el centro de un césped verde. Su traje fabricado a la medida le costó más de USD 2 000 y verlo caminar con el vale la pena. Es un espectáculo, pues el casco tiene incorporado un sistema de audio y micrófono y de entre las placas blancas con rojo sale música y mensajes que llegan desde alguna nave cercana.
Giovanni es una figura conocida entre los fans de Star Wars en el país, artesano del calzado desde hace varios años, las botas que fabrica cumplen a la perfección los estándares internacionales para certificarlas como productos legales de la saga. Con una gran capacidad para observar, este seguidor de la fuerza es capaz de reproducir de forma fidedigna las decenas de modelos de calzado que los personajes utilizan en las diferentes películas.
Diego González, presidente del club, reconoce la maestría de su compañero en la creación del vestuario ideal. Y es que, para quienes tienen esta pasión, contar con un traje certificado es más que un sueño una obligación. Luego de procesos intensos de verificación sus cascos, espadas, botas, etc., reciben un número que los hace dignos de guardarse bajo llave, solo reservados para ocasiones especiales. En su casa Diego atesora más de 300 figuras de Star Wars, muchas de ellas datan de la década del setenta, son recuerdos invaluables, no solo por su valor sentimental, sino porque en el mercado llegan a costar cantidades exorbitantes.
Pero además de coleccionar y demostrar su dominio en el guión de las películas, estos chicos están presentes en varias actividades sociales. Acompañan a niños con cáncer y son parte de eventos benéficos, es su modo de entregar un poco de la fuerza con la que ya llevan siete meses en el escenario quiteño.
Para ser parte de este club el requisito es obvio y puede ponerse en contacto con ellos por medio su página de Facebook: Star Wars Fan Club Quito.