Los danzantes se alistan para la fiesta de las Octavas de Corpus Christi, que se realizará el 23 y 24 de junio. Foto: cortesía de Alberto Ainaguano.
Alberto Ainaguano volvió a vestirse de danzante para bailar en la fiesta del Corpus Christi en la comunidad Chibuleo, del cantón Ambato, en Tungurahua. Se colocó los cascabeles en los pies y comenzó a danzar al ritmo del bombo y el pingullo, en la plaza central del pueblo.
En esta celebración ancestral, los danzantes bailan acompañados de personajes importantes como los alcaldes (priostes principales del festejo), los diablos, los caporales y los padrinos que llegaron de las comunidades de Agua Santa, Tamboloma, Pampa de Baltazar, Centro San Francisco, Loma de Caliña, Pungoloma, San Juan, Libertad, Totoraloma y La Merced.
Segundo Choco, cabildo de Chibuleo, cuenta que el colorido ropaje del danzante está compuesto por cascabeles que lleva atados a los pies. “En nuestra cultura, el sonido de los cascabeles espanta a los malos espíritus, para que haya una buena cosecha de maíz, de trigo y de la cebada sembrados en nuestras chacras”.
Según el dirigente, la ropa blanca representa la pureza del sacerdote (enagua). Se complementa con bandas multicolores hechas de tela de seda, una pechera, un tajadé (tela templada) adornado con espejos, mullos, lentejuelas bordados a mano con hilos de colores, donde sobresalen el amarillo, verde, rojo, morados, azul y anaranjado.
Una de las partes más fuertes es el penacho o cabezal, que pesa alrededor de 30 libras. Está adornado con plumas de avestruz, espejos, bambalinas y alguna joya de plata. “Las puntas que sobresalen en el cabezal representan al sol en la época del incario. El danzante es el sacerdote que con su baile es el iniciador de la lluvia”.
Esta tradición se mantiene desde los abuelos y taitas. La fiesta central será el 23 y 24 de junio, en el marco de la fiesta mayor de las Octavas de Corpus Christi. Esos días los danzantes llegarán de los cuatro puntos cardinales para que bailen en cada esquina del pueblo ubicado en la vía Ambato-Guaranda.
Cada año, Mariano Sisa, Francisco Maliza y José Shiles visten de danzantes para bailar. “Esta es una tradición que se transmite de generación en generación. Los abuelos y taitas las celebraron. Estamos recuperando la identidad de nuestro pueblo por medio de sus presentaciones”, comenta Francisco Maliza, uno de los danzantes y prioste mayor.
Choco menciona que están difundiendo la riqueza cultural de los pueblos, para que se mantenga viva esta riqueza cultural en el tiempo.