Danzantes de Cacha y Pujilí, en el trabajo de grupo

Al menos 20 danzantes junto con las mama danzas acompañaron durante el pase del Niño, en Chimborazo. Foto: Modesto Moreta/ EL COMERCIO

Al menos 20 danzantes junto con las mama danzas acompañaron durante el pase del Niño, en Chimborazo. Foto: Modesto Moreta/ EL COMERCIO

Al menos 20 danzantes junto con las mama danzas acompañaron durante el pase del Niño, en Chimborazo. Foto: Modesto Moreta/ EL COMERCIO

Los danzantes se apoderaron de las calles de Riobamba, en el tradicional Pase del Niño de Chimborazo. Su presencia se dio tras cinco años de trabajo en investigación que realizaron los miembros del Grupo Danzantes Tradicionales Milagros. Esta agrupación también fortaleció al danzante de la comunidad Cacha de la parroquia de Yaruquíes, en Riobamba.

Sergio Barros, coordinador de los Danzantes Tradicionales Milagros, cuenta que al menos 45 jóvenes trabajan en los talleres donde emulan al danzante de Pujilí, que es el personaje principal de las fiestas del Corpus Christi y que reapareció en los pases del Niño Jesús, en la capital del Chimborazo. Además, se logró, tras las indagaciones realizadas a los taitas y mamas de Cacha, representar al danzante de esta parroquia indígena de Riobamba.

Barros explica que el danzante o llamado Tushug (sacerdote o hacedor de la lluvia) baila al ritmo del bombo y el pingullo o de la banda de pueblo. Su esposa se encarga de la confección de la vestimenta para toda la agrupación.

Barros dice que los atuendos de los danzantes de Pujilí son diferentes a los de Cacha. Citó, por ejemplo, que el traje del cantón de Cotopaxi es de color blanco y se compone por delantales de varios colores y penachos adornados con plumas adornado con espejos, juguetes de plástico, objetos de cristal y perlas doradas y plateadas. “Buscamos reforzar la tradición, especialmente del danzante de Cacha que en este año no participó en los pases del Niño y será representado el próximo año”.

La ropa del danzante de Cacha lleva, en vez del penacho, un sombrero con cintas de colores. Además, viste una camisa blanca adornada con lentejuelas y un pantalón blanco. El ropaje colorido del danzante está compuesto por cascabeles que lleva atado a los pies.

Barros asegura que su propuesta es parte del proyecto de fortalecimiento de este personaje ancestral. Niños, jóvenes y adultos trabajan en este proceso de recuperar las fiestas del Corpus Christi y de las del Inti Raymi. “Es una tradición que no vamos a dejar que se pierda y estamos trabajando”, dice Barros.

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