Imagen referencial. El joven terminó con una pierna fracturada, dos dientes rotos, un tobillo torcido, hematomas en la espalda y moretones en todo su cuerpo, pues los monos no dudaron en defenderse al sentirse amenazados. Foto: Pixabay.
Jhon Owen Casford, un joven estadounidense de 23 años, lamenta el impulso por amor que lo llevó a caer en una sentencia de dos años y siete meses este miércoles 5 de agosto del 2018, en la Corte del Distrito de Willington, en Nueva Zelanda.
En abril del 2018, Casford, quien estaba perdidamente enamorado de su pareja y tenía problemas con las drogas, quería cumplir uno de sus mayores deseos: criar a un mono. Su motivación lo llevó a cortar dos candados de la puerta frontal del zoológico de Wellington, ubicado en Nueva Zelanda. Su idea era colarse en el recinto de los monos ardilla y llevarse uno para su novia.
No lo logró. En lugar de eso, el joven terminó con una pierna fracturada, dos dientes rotos, un tobillo torcido, hematomas en la espalda y moretones en todo su cuerpo, pues los monos no dudaron en defenderse al sentirse amenazados.
A la mañana siguiente, los cuidadores del centro se alarmaron cuando no encontraron a uno de los simios. Después de unos minutos, pudieron visibilizarlo en un diminuto espacio del recinto, temblando. El animal logró escapar cuando Casford dejó una de las puertas del espacio abierta. Rápidamente, los trabajadores denunciaron a Owen, que yacía en el parque adolorido por sus heridas.
“Lo que sé es que al amanecer todos los animales estaban angustiados. De hecho, dos resultaron heridos. El presunto ladrón tenía múltiples facturas, incluidos sus dientes. Su intento no tuvo éxito”, dijo el magistrado durante la sentencia, según reporta el periódico New Zealand Herald.
El juez afirmó que los monos sufren de episodios de estrés tras el incidente y declaró declaró culpable a Owen por dos cargos: intento de robo y violencia, pues no solo quiso robar al pequeño simio, sino también protagonizó episodios agresivos en abril. Bajo los efectos del alcohol atacó a un hombre en una lechería en Wesport, a un policía de la ciudad que se negó a encender su cigarrillo y golpeó a un ciudadano cuando se formó el tráfico en la ciudad de Wellington.
Después de recibir la sentencia, Casford acudió al Departamento de Justicia Restaurativa en la que se reunió con los trabajadores del zoológico, quienes dijeron que fue una bendición que no pudiese atrapar a alguno de los monos por su propia seguridad.
El joven pidió disculpas y los cuidadores le contaron que cuando lo encontraron él contó que estaba muy drogado. Casford reiteró sus ganas de enmendar sus errores no solo por su intento de robo, sino por su problema con el alcohol, las drogas y la violencia.