Ilustración de la erupción del monte Vesubio. Foto: Captura de pantalla
Un 24 de agosto del año 79 Después de Cristo ocurrió una de las erupciones más mortíferas de Europa, la del monte Vesubio, ubicado en lo que ahora es Italia. El coloso expulsó roca ardiente y ceniza hasta 20 kilómetro de distancia de su cráter. El material incandescente sepultó a los habitantes de Pompeya, población que se encontraba cerca del volcán.
Un pequeño grupo de 300 pobladores que lograron escapar se ocultaron en 12 cámaras frente al mar. Los restos de 100 de ellos fueron encontrados 1 500 años después y analizados por un grupo de científicos italianos.
Los especialistas publicaron sus hallazgos en la revista PLOS One y concluyeron cuáles fueron las causas de la muerte de estas personas. La enorme avalancha de ceniza, roca fundida y gases venenosos hizo les hirviera la sangre y sus cráneos explotaran.
“Un patrón generalizado de hemorragia inducida por el calor, aumento de la presión intracraneal y estallido del cráneo”, escribieron en su informe los miembros del equipo de arqueólogos de la Universidad Federico II de Nápoles que hizo el estudio.
Llegaron a esta conclusión al analizar un polvo negro y rojizo que impregnaba los huesos. Estos residuos de polvo estaban compuestos, en su mayoría, por dióxido de hierro.
Así los expertos sugirieron que las personas murieron por una rápida vaporización de los fluidos corporales y tejidos blandos debido a la exposición al calor extremo.
“Un hallazgo extraordinario se vincula a cráneos llenos de ceniza, lo que indica que después de la evaporación de los líquidos orgánicos, el cerebro fue reemplazado por ceniza“, reza el estudio.
Finalmente, con este estudio pudieron presentar la primera evidencia de la rápida vaporización de los tejidos y fluidos del cuerpo tras la erupción del Vesubio.