Los baches y el reflejo de nuestra arquitectura

Edificio de la Vicepresidencia, en la calle Benalcázar, reflejado en un bache en el asfalto. Foto: Diego Pallero / EL COMERCIO

Como espejos en el piso, los charcos que se forman con la lluvia en plazas, aceras y calles reflejan pequeños fragmentos distorsionados de la realidad de la urbe.

Cúpulas de iglesias, fachadas de edificios o monumentos del Centro Histórico, como postales que se proyectan y que obligan a transeúntes a observarlas con esa calma típica que llega luego de la tormenta.

Es la magia que nos dejan las tardes de invierno. El fenómeno óptico ‘reflexión especular’ consiste en la proyección de la imagen de un objeto en superficies pulidas gracias a la luz proveniente del mismo objeto.

La fachada del  Palacio de Pizarro y Hotel Plaza Grande. Foto: Diego Pallero / EL COMERCIO

La fachada del Palacio de Pizarro y Hotel Plaza Grande. Foto: Diego Pallero / EL COMERCIO

Cúpula de la Catedral reflejada sobre el adoquín de la Plaza Grande. Foto: Diego Pallero / EL COMERCIO

Cúpula de la Catedral reflejada sobre el adoquín de la Plaza Grande. Foto: Diego Pallero / EL COMERCIO

Reflejo del Edificio  Pérez Pallares y de un hombre que pasa por allí. Foto: Diego Pallero / EL COMERCIO

Reflejo del Edificio Pérez Pallares y de un hombre que pasa por allí. Foto: Diego Pallero / EL COMERCIO

La cúpula de la Iglesia de La Merced se luce  sobre la Plaza. Foto: Diego Pallero / EL COMERCIO

La cúpula de la Iglesia de La Merced se luce sobre la Plaza. Foto: Diego Pallero / EL COMERCIO

El monumento a la  Independencia sobre las baldosas de la Plaza. Foto: Diego Pallero / EL COMERCIO

El monumento a la Independencia sobre las baldosas de la Plaza. Foto: Diego Pallero / EL COMERCIO

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