María Clemencia Sánchez compartió prácticas y formas ancestrales de sanación. Foto: Álvaro Pineda para EL COMERCIO.
El humo de un tabaco dibuja figuras en el aire. María Clemencia Sánchez aspira profundo de un cigarrillo que sostiene con la punta de sus labios.
Luego sopla con fuerza el humo contra un par de huevos de gallina que sostiene en sus manos. La mujer que usa una corona de plumas es una reconocida yachak de Imbabura.
El miércoles último compartió sus conocimientos con curanderos y sabios de 12 países que asistieron a un encuentro denominado Cumbre de los Andes. La cita se desarrolla hasta el domingo en Ibarra.
Con movimientos prolijos y fuertes, Sánchez realizaba movimientos circulares con los huevos sobre el cuerpo de una voluntaria extranjera.
Siguiendo la recomendaciones de sus ancestros, para quitar las malas energías, cantaba estribillos en idioma kichwa y silbaba. Un sonido similar al viento acompañaba el ritual.
El olor del tabaco, una planta sagrada para los sanadores de los pueblos ancestrales, inundaba el ambiente místico.
Esta suerte de congreso, que se realiza por segundo año consecutivo en Ecuador, es impulsado por Itzhak Beery, nativo de Estados Unidos.
El objetivo de la Cumbre de los Andes es reunir a los yachaks y formar una comunidad. “La otra es que los ecuatorianos respeten las tradiciones ancestrales que han preservado la cultura por tantos años”, señala el chamán.
Él se enamoró de la filosofía y la medicina de los pueblos milenarios. Leyó un libro y recibió cursos en Nueva York con dos chamanes, que le compartieron sus conocimientos.
Beery visitó Ecuador por primera vez hace 22 años. Su primer contacto fue con José Joaquín Pineda, yachak de Ilumán (Otavalo), que le practicó una limpia. Esa vez también participó en una ceremonia de Ayahuasca en el Oriente. Eso le marcó su vida.
De retorno a su país fundó el Centro Chamánico de Nueva York para enseñar a la gente de la gran metrópoli la sabiduría de los chamanes de diferentes partes del mundo. “Nuestra filosofía es dar honor a todas las tradiciones”. Hoy posee 3 000 miembros.
Los últimos cinco días se compartieron saberes de hombres y mujeres de medicina de Ecuador. Algunos de ellos han viajado a Estados Unidos para ofrecer talleres.
Manuel Calazacón, de la etnia Tsáchila, hablaba sobre la preparación de hierbas naturales para dolencias físicas, como la de huesos y de articulaciones
Sus colegas de pueblos de América y Europa escuchaban atentos. Mireille Bruin, de Holanda, es una de los participantes de la Cumbre de los Andes.
Asombrada destaca la energía y la humildad de los yachaks ecuatorianos. A Bruin como la curandera que despierta a la gente. Ella se especializa en sanar los traumas de las personas.