El conjunto basa su propuesta en el ‘roots reggae’ con toques de funk, jazz y hip-hop. Foto: cortesía Cultura Profética.
La música como una revolución en estéreo, guía de emancipación y cambio sociopolítico. Conscientes de las problemáticas sociales presentes en su natal Puerto Rico, la agrupación Cultura Profética logra construir una obra musical con más de 20 años de permanencia, que mantiene un sello contestatario marcado por el ‘roots reggae’. La banda regresa al país para celebrar su trayectoria junto al público capitalino. El recital se desarrolla hoy (17 de mayo del 2018), en el Ágora de la Casa de la Cultura Ecuatoriana.
Tras un ensayo preliminar, a Omar Silva, guitarrista del grupo, le llegan rápidamente dos palabras: responsabilidad artística, una cualidad que la agrupación gestó desde 1996, su año de nacimiento. De ahí que sus letras estén pobladas de realidades como el conflicto de la comunidad puertorriqueña con Estados Unidos, la denuncia abierta a multinacionales de transgénicos como Monsanto, el impulso a la legalización de la marihuana y su exploración en el amor.
Son 18 músicos los que componen la agrupación, liderada por Willy Rodríguez en la voz principal y bajo, Boris Bilbraut en la voz secundaria y batería, Omar Silva en la guitarra, Juanqui Sulsona en los teclados y Eliut González en la guitarra. Su trabajo se retrata en seis álbumes de estudio: ‘Canción de alerta’, ‘Ideas nuevas’, ‘Diario’, ‘M.O.T.A.’, ‘Tribute to the legend Bob Marley’, ‘La dulzura’ y dos discos en vivo: ‘Cultura en vivo’ y ‘15 aniversario en el Luna Park’.
De los jóvenes universitarios que comenzaron el proyecto musical, dice Silva, la esencia se conserva intacta. Lo que sí ha mutado es la experimentación en cada uno de sus discos. A partir de ‘Canción de alerta’, álbum que fue grabado en los emblemáticos estudios de Tuff Gong, se incorporaron sutilmente géneros como el hip-hop, el ska y ritmos afros caribeños.
A eso se suma la voz inconfundible de Willy Rodríguez y la fuerte influencia de Bob Marley en sus canciones. De hecho, Errol Brown, quien acompañó por 15 años a la leyenda del reggae, fue el sonidista de los primeros seis álbumes de Cultura Profética.
“Voy a luchar por la gente de las tierras, que no tiene valor ni conciencia…” denuncia Protesto, una canción que se desprende de su álbum debut. Después llegaron canciones como No me interesa, melodía que declara su molestia con la idea de desarrollo que vende la política actual.
En Ecuador, La complicidad, que se desprende del álbum ‘La dulzura’, es una de sus canciones más escuchadas. A decir de Silva, es una melodía que explora el amor, pero tiene un trasfondo social en contra de la contaminación.
La retórica, afirma, es un arma que les ha permitido crear rimas que seducen a partir de la motivación. Eso les abrió paso en una industria musical liderada por el ‘mainstream’ y la manufactura comercial.