El pianista alemán Hartmurt Von Lieres visitó por primera vez Ecuador con una serie de conciertos, en la Casa de la Música, la Asociación Humboldt y el Colegio Alemán de Quito a lo largo del mes. Su repertorio incluyó varias piezas de jazz en una fusión con música india y un set de improvisaciones.
Su acercamiento a la música ocurrió a los ocho años, cuando empezó a tocar el piano de su madre. A esta edad ya componía pequeñas piezas musicales, con una sonrisa, explica que era la música de un niño.
A sus diez años comenzó con su educación musical y continuó aprendiendo y perfeccionándola hasta hoy.
Para Hartmut, cada piano tiene su propia alma. Explica que el piano es un instrumento muy versátil.
Sus composiciones musicales tienen una importante influencia de la música de la India, lugar donde vivió por siete años. Para Hartmut es difícil explicar cómo llegó a interesarse por este estilo musical, aunque sabe que le fascina y que cuando la escuchó por primera vez quedó encantado con su belleza.
Recuerda una anécdota: mientras interpretaba un concierto, en la sala donde se encontraba había un pequeño altar de un dios hindú, mientras la música sonaba, un plato se rompió. La gente decía que el dios se hizo presente en la sala al escuchar la música.
El pianista cree en el poder curativo de la música y siente que tocar el piano le ayuda a sobrellevar cualquier problema.
Hartmut explica que cuando toca el piano se pierde en la música, se siente tranquilo y no tiene miedo del futuro. Eso es lo que él espera transmitir con su música, quiere “que el público se sienta bien” al oír lo que él interpreta. También dice que no pide nada a cambio.