Sus sonidos han llegado a ser considerados, por músicos y expertos, capaces de alcanzar la perfección musical. Aquella perfección casi incomprensible los ha convertido en verdaderas leyendas en el mundo de la música: hablamos los violines Guarneri (ayer se recordaron los 314 años del nacimiento de su creador, Giuseppe Guarneri) y Stradivarius.
El siglo XVII los vio nacer, en Cremona, Italia. Los instrumentos llevan el nombre de sus creadores; ambos luthiers fueron discípulos de Nicola Amati, otro de los importantes fabricantes de violines de esa época.
Antonio Stradivari nació en 1644. Si bien aprendió su oficio de Amati, poco a poco sus piezas se caracterizaron por su estilo propio, definido por la decoración y el cuerpo más llamativo, artístico y delicado de sus piezas, simetría y fluidez en las curvas del cuerpo. Su sonido es calificado como “brillante”, asociado con un color anaranjado.
Por otro lado, Giuseppe Guarneri Del Gesú nació un 21 de agosto de 1698. Fue el segundo hijo de una familia de luthiers que se especializó en violines. Su estilo también se fue estableciendo con los años. Sus violines son más sobrios, con una decoración más sencilla, un cuerpo más robusto y a veces no tan simétrico. Su sonido es calificado por lo músicos como “más profundo y potente”, asociado con un color ciruela.
A ciencia cierta, aún no ha sido posible decir cómo es que los maestros cremoneses ensamblaron estas obras de arte para que lleguen a producir una sonoridad tan característica. Ángel Aumala, luthier ecuatoriano, explica que se lo puede asociar con el barniz utilizado, y el tratamiento con resinas naturales, en el caso de Del Gesú, para evitar el envejecimiento de la madera; o la mezcla realizada con insecticida natural, por Stradivari, para evitar que las polillas atacaran y destruyeran los instrumentos que creaba.
Se ha llegado a determinar que el tratamiento de las maderas, “uno de los factores fundamentales que contribuyen a la sonoridad de un violín”, según el violinista Felipe Luzuriaga, define la calidad de este. Se cuidaban detalles como: el tiempo que reposaba la madera, su calidad, de dónde provenía y hasta el orden en el que fueron ensambladas las partes del instrumento.
Los mitos que rodean su fabricación los convierte en piezas mágicas. Por ejemplo, la utilización de sangre humana para dar la tonalidad rojiza, o que la luz de la luna influía directamente en la calidad de la madera. Lo cierto es que la performance del instrumento tiene que ver con su intérprete.
En el caso de un Guarneri, debido a su forma más robusta y fuerte, el músico necesita aprender a dirigir este instrumento para sacar lo mejor de él. En cambio, un Stradivarius deja que el músico lo dirija; el instrumento busca sonar solo, hablar a través de su música, y para eso necesita ser ‘acariciado’.
Tuvieron que pasar casi tres siglos para que la mano del hombre pudiera recrear el sonido de estos instrumentos a través de la tecnología. Además de su sonido espectacular, estos violines llevan consigo la carga de la historia, de la música para la que fueron creados.
Violinistas de Stradivarius
Yehudi Menuhin, 1916-1999.Presidió el Consejo internacional de música en la Unesco y fue un activo defensor de causas humanitarias. Recibió varios premios por su labor en la pedagogía musical, como el Premio Príncipe de Asturias.
Jascha Heifetz, 1901- 1987. Nacido en Lituania, es uno de los músicos más reconocidos del siglo XX. Su primer contacto con el violín fue a los 3 años, y su padre fue su primer maestro. A los 16 años debutó en el Carnegie Hall en Nueva York. Fue miembro honorario de la Phi Mu Alpha Sinfonia.
Joshua Bell, 1967. Violinista estadounidense de gran virtuosismo y fama. A los 14 años debutó como solista con la Orquesta de
Filadelfia. Interpretó el solo de la banda sonora del filme ‘El Violín Rojo’, nominado al Oscar.
Cho- Liang Lin, 1960. Violinista taiwanés. Inició su educación musical en Australia a los 12 años de edad. Comenzó su carrera en el violín a los 18 años, cuando fue invitado a tocar con la Orquesta Filarmónica de Berlín. Fue fundador del festival de música clásica más importante en Taiwán.
Violinistas de Guarneri
Niccolo Paganini, 1782-1840. Músico y compositor italiano, reconocido como uno de los mejores violinistas que hayan existido jamás, con oído absoluto y entonación perfecta. Su virtuosismo fue asociado a un pacto con el diablo.
Pinchas Zukerman, 1948. Este director de orquesta israelí estudió en Juilliard. Es director de la Orquesta del Centro Nacional de las
Artes (NACO) de Canadá. Ha grabado alrededor de 100 obras y ha sido nominado 21 veces al Premio Grammy, ha
ganado dos.
Peter Oundjian, 1955. Violinista y director canadiense. Es el Director de la Orquesta Sinfónica de Toronto y de la Real Orquesta Nacional de Escocia. Realizó sus estudios en Londres, en Charterhouse, y en la Real Escuela de Música.
Julian Rachlin, 1974. Violinista y violista de Lituania. Fue el solista más joven en tocar con la Filarmónica de Viena. Se presen-
tó también junto a la Filarmónica de Nueva York. Además, es el ganador del premio Internacional de la Accademia Musicale Chigiana, en Siena.
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