El villano de la película a veces es el profesor

Terence Fletcher, violento y manipulador. Interpretado por J.K. Simmons.

Terence Fletcher, violento y manipulador. Interpretado por J.K. Simmons.

Terence Fletcher, violento y manipulador. Interpretado por J.K. Simmons. Foto: IMDb

El video del profesor de la Universidad Central que gritó a sus alumnos en plena clase telemática desató una serie de comentarios y análisis sobre esta conducta. Maestros impacientes, exasperados y que anteponen su poder (y sus títulos) siempre hubo, pero esta vez los gritos de “¡bájeme la voz, guambra majadera!” nos hacen preguntar si todavía hay espacio para educadores de estilos rústicos y agresivos.

El impacto se debe a que, en la conciencia colectiva, el maestro es considerado un símbolo de dedicación y vocación, de transmisión de conocimiento y también de valores. Y así lo ha tratado el cine, con películas cuyos personajes encajan con los valores humanistas de la profesión.

Ahí están, por ejemplo, ‘La herencia del viento’(1960, de Stanley Kramer), donde un docente va a juicio por defender la libertad de cátedra y su derecho a enseñar la teoría evolucionista de Charles Darwin. Está ‘La sociedad de los poetas muertos’ (1989, de Peter Weir), en la que un profesor inculca a sus alumnos la importancia de pensar por sí mismos y, de paso, los invita a vivir intensamente. Esos y otros personajes están basados en maestros reales, quienes entendían que su misión principal era inspirar el cambio y no el terror.

En esta galería de maestros también está el profesor gruñón y áspero de ‘Semillas de rencor’ (1958, de John Singleton), que comienza tratando mal a los alumnos para utilizar estímulos muy fuertes y sacarlos de su inercia. La película muestra el poder de la educación para vencer los prejuicios.

Pero el cine también ha retratado a los educadores que han fallado en este objetivo y que fueron los villanos de la cinta. En esta página constan algunos de esos personajes, muchos igualmente modelados en ejemplos de la vida real.

Una es Dolores Umbridge, villana estelar de ‘Harry Potter y la Orden del Fénix’ (2007, de David Yates), que aplicaba crueles y abusivos castigos a los alumnos de Hogwarts, como obligarlos a escribir con una pluma que les causaba dolor porque la tinta era la sangre del propio estudiante.

Para crear la personalidad de este personaje, la escritora escocesa J. K. Rowling no se basó en un profesor determinado, sino en todos los que creen necesario castigar e infligir dolor en nombre del orden. Y esto lo asoció a Lord Voldemort, el malvado de la saga que busca dominar el mundo mágico.

Los niños que vieron ‘Matilda’ (1996, de Danny DeVito) rogaban que sus padres no los enviaran a un colegio dirigido por alguien como Agatha Trunchbull, que encerraba a los niños desobedientes en un dispositivo de tortura. La idea de una escuela perfecta para esta directora, creada por el escritor galés Roald Dahl, ¡es que no tenga niños! El mensaje de la obra está en que los adultos, los profesores incluidos, suelen subestimar a los menores.

Menos cómica y más angustiante es el maestro de música de ‘Whiplash’ (2014, de Damien Chazelle), que maneja su banda de jazz como si fuera un pelotón militar y aplica violencia verbal y física en contra de sus alumnos. Su lema: para llegar al éxito es necesario ser capaz de superar cualquier dolor.

En ‘God’s Not Dead’ (2014, de Harold Cronk), se da vuelta al tema de ‘La herencia del viento’ y se muestra a un profesor que obliga a sus alumnos a firmar una declaración de que Dios está muerto, lo que va en contra de la libertad de culto de la gente. Más allá del tema religioso y que es imposible que una Universidad de EE.UU. permita una clase condicionada de esa manera, el profesor del relato exhibe acciones discriminatorias y muestra el fanatismo en que caen algunos maestros que se consideran infalibles.

Una profesora abiertamente desastrosa es Elizabeth Halsey, de ‘Bad Teacher’ (2011, de Jake Kasdan), pues es alcohólica, fuma marihuana y se limita a poner películas en el aula mientras duerme y manipula a los padres de familia para conseguir fondos que paguen, no más libros, sino una operación de aumento de pechos.

Hay profesores descritos de maneras más terribles. El Padre Manolo, de ‘La mala educación’ (2004, de Pedro Almodóvar), es un maestro y sacerdote que cometió abusos físicos y sexuales en contra de los alumnos en un internado católico.

También está el Teacher de ‘Pink Floyd-The Wall’ (1982, de Alan Parker), que simboliza un sistema educativo opresivo. La frase de la canción que lo alude (“We don’t need no education”), compuesta por el inglés Roger Waters, es un alegato en contra de preferir la disciplina por sobre la creatividad.

Se debe aclarar que el cine, si bien constituye un reflejo de la realidad, también es un arte que necesita, para su éxito, comunicarse con economía de estilo. Los estereotipos permiten utilizar códigos sencillos y conocidos por el público, y eso se aprecia en la mayoría de películas con las profesiones.

Volviendo al profesor de la Universidad Central, su impacto fue grande en las redes sociales porque reflejaba y le daba voz y rostro, justamente, al estereotipo del profesor que pierde la compostura y manifiesta su hartazgo (“ojalá me boten de la Universidad”), lo cual también ha sido retratado por directores y actores en las películas que hemos repasado en estas líneas. Es el ‘profe’ superado por la circunstancias.

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