David Intriago y Juan Villacís se conocieron desde niños. Una afición en común afianzó su amistad: las artes plásticas.
A sus 28 años de edad esa afición no termina, e incluso presentan su primera muestra en conjunto: ‘Puentes, rincones y mañanas’. En ella, los dos artistas ecuatorianos desarrollan la idea de la apatía como una constante en la vida.
Cada uno con su estilo y su interpretación de ‘lo apático de la vida’. Mientras Intriago juega con las figuras y, en la mayoría de sus siete obras, utiliza más de un personaje; Villacís prefiere la soledad como metáfora visual de lo que, para él, significa ser apático.
Pero si algo entrelaza a las 15 obras que se exponen (siete hechas por cada artista y una trabajada entre los dos) es el uso de puentes para representar: la distancia en el caso de Intriago, y la cercanía por parte de Villacís.
Según este último, “un puente es la posibilidad de estar comunicados, pero también son construcciones imaginarias que nos separan cuando no nos sentimos identificados con un lugar o persona”.