Imagen, sonido, ritmo, montaje y, sobre todo, movimiento son elementos compartidos por los lenguajes de la danza y del video. Ambos se unen en una dimensión relativamente nueva en el contexto nacional: la videodanza; la cual llega hoy en la segunda edición de un festival que se extenderá por Quito, Guayaquil, Cuenca y Loja.
Si bien la videodanza podría empatar con el registro de obras o el uso de video en las coreografías sobre escena, no es eso lo que la construye y distingue. El realizador estadounidense Douglas Rosenberg la define como: “La construcción de una coreografía que solo vive cuando está encarnada en un video, filme o tecnologías digitales”.Para Josie Cáceres, quien junto con Tamia Guayasamín organiza el Festival Videodanza Ecuador 2010, esta mezcla de lenguajes da la posibilidad de romper esquemas establecidos de los bailarines y encontrar que el movimiento puede expresar desde otros cuerpos. Mientras que Guayasamín ve en la videodanza un territorio de exploración artística, que va más allá de la técnica.
Lo corpóreo y lo virtual se han leído como instancias diferentes; pero la videodanza plantea un diálogo entre ellas. Su propuesta no es una experiencia en vivo, el contacto está mediado por la pantalla. Y si en la danza escénica el instante del movimiento tiene un encanto especial y único, que vive lo que dura su realización, la videodanza juega con paralelismos, en tiempos y espacios.
En ella sucede que el sujeto podría no ser un cuerpo entero, sino fragmentos de él, incluso hojas que caen, objetos que ruedan’ Es el movimiento lo que interesa; se trata de una reinvención de las posibilidades de la danza, con encuadres, planos y secuencias.
Es esto lo que propone el festival, hasta el 10 de septiembre. En él se enmarcan muestras provenientes de Cataluña, Reino Unido, Brasil, Francia. Son más de 80 filmes, que incluyen una selección hecha de una convocatoria.
Esta expresión está empezando a producirse en el país, sus referentes en la región son Brasil y Argentina. Para la presente edición se cuentan 11 trabajos ecuatorianos en diferentes formatos, tanto como resultado de la convocatoria como en las categorías: Ellas, Urbano y Documental. El festival genera una plataforma para la exhibición de las realizaciones de jóvenes creadores.
Asimismo, Guayasamín considera que el público está siendo seducido por el lenguaje nuevo, distinto, incierto y cuestionador de la videodanza: “Estamos apostando para generar un público”.
En esa línea, esta segunda edición del festival se plantea en dos vías: la difusión y la formación. Entonces, hay proyecciones, algunas de ellas comentadas por especialistas internacionales, y también talleres y clases magistrales.
Ya, desde el lunes, empezó el taller Intervalo, dictado por el realizador brasileño AlexandreVaras, quien en el auditorio de la Alianza Francesa buscó nuevas formas de afrontar el video y la danza, de dar al movimiento mayores posibilidades de expresión.