Umberto Eco, un pensador octogenario

El escritor, semiólogo, filósofo.   Con ‘El nombre de la rosa’, Umberto Eco devino novelista tras sus estudios en filosofía y semiótica.

El escritor, semiólogo, filósofo. Con ‘El nombre de la rosa’, Umberto Eco devino novelista tras sus estudios en filosofía y semiótica.

‘El nombre de la rosa’ fue la primera novela y el punto de inflexión del escritor italiano Umberto Eco. El científico que impresionó al mundo con una de las historias más tortuosas y misteriosas de la literatura universal cumple 80 años mañana.

Con refinamiento y diversión, el autodenominado ‘maestro del encubrimiento’ mezcla realidad y ficción. El noritaliano escribe novelas tan intrigantes como tortuosas, llenas de inspiración y poesía histórica-cultural. ‘El nombre de la rosa’, llevada al cine por Jean-Jacques Annaud, le catapultó a la fama hace tres décadas. Le siguieron cinco novelas, la última es ‘El cementerio de Praga’, sobre el antisemitismo y las trascen-dentales teorías de las conspi-ración al respecto.

Umberto Eco es uno de los grandes de la literatura universal contemporánea que aún no recibió el Premio Nobel. Siempre se cuida de mantener en secreto sobre qué escribe. Pero lo que le hizo famoso en todo el mundo está para él solamente en un segundo plano: profesionalmente se considera sobre todo un filósofo, humanista e intelectual que escribe novelas como ‘amateur’, según afirma en sus ‘Confesiones de un joven escritor’, reflexiones sobre la escritura y la literatura.

En sus escritos quiere mostrar la vida en su plenitud y presentar su contradictoria insondabilidad. No solo quiere entretener, sino también provocar y no es uno de “esos malos escritores que afirman que escriben solo para sí mismos”. Este investigador medieval, filósofo y semiólogo une de forma magistral cada viraje de la acción, abre y cierra trampas y lleva al lector por laberintos de pensamiento científico-histórico en novelas como ‘El péndulo de Focault’, ‘La isla del día de antes’ o ‘Baudolino’. Y todo entretejido con sueños, teorías, ‘flash-backs’ y abstrusas fantasías. Nada es lo que parece, pero todo está finamente construido por el gran fabulador oriundo de Alessandria.

Pero Eco es sobre todo y desde el principio un científico: estudió filosofía en Turín, trabajó para medios y editoriales, en 1971 se convirtió en profesor de semiótica, la ciencia de los signos lingüísticos y no lingüísticos. Tras ser profesor invitado y recibir más de 30 títulos de doctor honoris causa dejó la enseñanza en el 2007.

Es uno de los intelectuales italianos más dedicados y conocidos, está casado con una alemana desde hace medio siglo y es padre de dos hijos. Ahora sigue siendo un misterioqué escribirá Eco en la Italia postberlusconiana, tras criticar durante mucho tiempo al ex Primer Ministro italiano.

“Un narrador no puede inventar nada que no se parezca a la comicidad y dramatismo de la realidad”.

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