Inicia julio, seis meses del 2012 han pasado. Las actividades culturales planeadas para el año ya han recorrido su primer trayecto; y mientras unas se preparan para andar durante el segundo semestre, otras se han quedado en el camino, han colgado los zapatos. Esto, a la vez, que ‘reestructuración’ ha sido la palabra clave en toda repartición de fondos públicos para actividades culturales; con el añadido de un Sistema Nacional de Cultura en formación y de una Ley de las Culturas, en duermevela.
Con un Ministerio de Cultura, emisor de políticas y rector de instituciones públicas, la mayoría de actividades que se han dado cuenta con el logo de esa cartera de Estado, o de los Municipios, o de los Gobiernos Provinciales. La programación de iniciativas privadas es minoritaria pero persiste con grandes ejemplos. Así lo demostró la apertura en Guayaquil del Teatro Sánchez Aguilar, que cumplió una amplia temporada de inauguración; y es administrado por la Fundación homónima, que recibe fondos de mecenas, patrocinadores y benefactores.
Esa actividad privada también pervive en salas de teatro (Malayerba, el Patio de Comedias, el Teatro de CCI, el Cactus Azul, por mencionar algunos espacios de Quito), galerías y sellos editoriales (incluso unos jovencísimos).
Desde el Ministerio los apoyos se dan en tres frentes: los auspicios, los premios y los fondos concursables. Estos últimos fueron objeto de reestructuración; así se relanzaron, convocaron, seleccionaron y premiaron. Se otorgaron USD 436 000 a 47 proyectos de artes escénicas, visuales y musicales, en investigación, creación y difusión; además se instituyó la convocatoria para un Fondo editorial. Otro fondo creado es el fonográfico, cuyas postulaciones se admiten hasta hoy y busca otorgar recursos (USD 55 000) al desarrollo de la Industria musical.
En modelo similar se distribuyeron los fondos del Sistema Nacional de Festivales, que repartió USD 900 000, a encuentros a escala nacional, algunos de los cuales ya se realizaron como el Poesía en Paralelo Cero o el de títeres Con bombos y platillos, y otros que cumplieron o están por cumplir su primera edición.
También hay eventos que cuentan con el apoyo del Ministerio y que se realizan en coordinación con otras instituciones, como la Fiesta de la música, que se celebró en distintas ciudades este fin de semana; o el Quitofest (agosto).
Cobijadas en el nuevo organigrama del Ministerio están otras instituciones que han mantenido una programación regular y propositiva como la Compañía Nacional de Danza o la Orquesta Sinfónica Nacional; enfocadas en la difusión y la formación de nuevos públicos. Así también han tenido continuidad eventos como la Feria del Libro, cuya edición 2012 está prevista para noviembre en Quito, y una serie de publicaciones con el aval del Consejo Nacional de Cultura.
Sin embargo, hay otros espacios que han tenido que cerrarse por la falta de apoyos. Así sucedió con el Festival Internacional Mujeres en la Danza que no tuvo edición en el 2012, aunque sus organizadores, la Casa de la danza, levantaron el I Encuentro Latinoamericano de Butoh. Un destino incierto también tienen el Festival Internacional de Teatro Experimental, realizado por la Corporación Teatral Tragaluz, o el Spondylus de las artes, que en el 2011, no se realizaron. Además la consecución de fondos siempre ha sido obstáculo para las citas escénicas de Manta, Guayaquil y Cuenca. Algunos de estos gestores no han participado de los procesos de repartición de dineros impulsados por el Ministerio, y pugnan por el reconocimiento de su trayectoria, a la vez que desconfían de la gestión burocrática.
El Gobierno Provincial de Pichincha ya convocó a su concurso literario de cuento y poesía; y así, otras administraciones locales se han abierto a la actividad cultural. Los Municipios dan cuenta de ello. En Guayaquil, persisten los Salones de Julio y de Octubre; en Cuenca, la Bienal; mientras que en Quito, el Mariano Aguilera vivió una reestructuración, cuya convocatoria sigue abierta. El premio distinguirá a la trayectoria de un artista con USD 20 000, y a un máximo de 10 proyectos, con USD 10 000 cada uno.
También en la capital, el Cabildo apoya la gestión de Museos y Centros Culturales, donde hay muestras permanentes y temporales. Por ejemplo, el Centro Cultural Metropolitano recibió las fotografías de ‘Miradas sobre Quito’; el Centro de Arte Contemporáneo, la retrospectiva de Tomás Ochoa, entre otras exposiciones; y el Centro Cultural Benjamín Carrión además de mantener con esmero su labor, ya preve la realización de la segunda edición del encuentro Quito, ciudad de letras.
Un espacio, abrazado por el Municipio, que se ha llevado las palmas por su programación de calidad es el Teatro Nacional Sucre: música, danza y teatro, son expresiones que se presentan allí en festivales que cumplen con continuidad y en funciones que aúnan esfuerzos con otras entidades, para traer experiencias alternativas y gratas al público de Quito.
Sí, la cultura y las artes se mueven con actividades que nacen y otras que perecen; los fondos van y vienen, bien destinados o mal gastados (ya lo juzgará el público); hay espacios que se abren , pero también voces que no se cansan de clamar ayuda. El año sigue…