Un silencio sobrecogedor emanan los lienzos de Francisco de Zurbarán, pintor que consagró su obra a arrojar luz sobre lo invisible y que desde esta semana redescubre el Palacio de Bellas Artes de Bruselas (Bozar), cuando se cumplen 350 años de la muerte del maestro del misticismo barroco. ‘Zurbarán. Maestro de la Época Dorada de España’ es la mayor exposición internacional dedicada al pintor extremeño formado en la escuela sevillana, desde las organizadas en 1988 en los museos Metropolitano de Nueva York, el Louvre de París y el del Prado de Madrid.
El director de Bozar, Paul Dujardin, destacó la importancia “histórica” de la muestra y afirmó que Zurbarán “es patrimonio de España, pero también de Europa”, pese a que se trate de un pintor “no lo suficientemente conocido” más allá de su país natal. La exposición reúne medio centenar de obras seleccionadas de la vasta trayectoria artística de Zurbarán (1598-1664), entre ellas algunas nunca expuestas antes al público, y podrá verse hasta el 25 de mayo.
La obra de Zurbarán, a razón de sus críticos, está marcada por su contexto histórico y, en especial, por la Contrarreforma católica de Trento de mediados del XVI. También es producto de una España cada vez más replegada en sí misma, una potencia mundial menguante ante la pujanza de Francia, lastrada por conflictos políticos internos y por la epidemia de peste.