¿Por qué la decisión de escoger a autores únicamente de la última década?
Porque justamente es en esa década en la que se ve un gran desplazamiento en la manera en que los artistas se aproximan al arte. Es el período postmoderno, el que más dificultad genera en el público comprenderlo.
¿El libro es una guía?
Definitivamente. La principal función del libro es la de difundir a los artistas que han estado pegando de manera activa en estos años y, a la vez, iluminar el gran contexto del cual surgen todas estas obras para ponerlas en diálogo y que sean accesibles al público.
Ante tanta denuncia social, ¿cree que la mayoría de artistas está comprometido?
Los artistas son reacios a verse a sí mismos como políticos o socialmente comprometidos. Noto, sin embargo, esas temáticas en sus obras. No creo que la mayoría sea militante. Aunque las obras encierran ese tipo de diálogos.
Están cuestionados los discursos patrios, por parte de artistas como Ilich Castillo, Marco Alvarado, Ana Fernández y Miguel Alvear.
Hay una serie de obras que ha puesto en cuestión los discursos patrios, y talvez dentro de ese grupo de obras los artistas están reclamando otras formas de identificación que no estén mediadas por ese tipo de discurso patriotero que es empalagoso y que nos atraviesa a diario.
¿Cuál fue la mayor dificultad que tuvo a la hora de elaborar el libro?
Definitivamente hay un arduo trabajo de recopilación de fotografías, de referentes de prensa para darle contexto. Todo me tomó dos años. Pero conseguir el respaldo económico para concretar la edición fue el obstáculo más grande que tuvo el proyecto.