Queer es de aquellos términos cuya construcción en la academia es aún inconclusa. Los diccionarios la definen más como una palabra para hablar de lo homosexual. Asimismo, con esta se hace referencia a lo diferente o fuera de lo común; amplitud bajo la cual se pueden incluir trabajos en los que lo singular es lo definitorio. Tal cual sucede en ‘El cuerpo queer, la construcción de la memoria’, la exposición que actualmente ocupa la sala de Arte Actual Flacso (Pradera y Diego de Almagro) y que cuenta con obras de Zanele Muholi (Sudáfrica, 1972) y Carlos Motta (Colombia, 1978).
Bajo la curaduría de Anamaría Garzón Mantilla, más de 100 piezas han sido escogidas para esta muestra. Retratos, esculturas y videos han sido seleccionados para esta exhibición de arte contemporáneo, cuya narrativa se arma, precisamente, desde la fragmentación del discurso. Si la historia oficial, de cierta manera, ha estado caracterizada por una visión desde lo masculino, este tipo de obras pone de manifiesto esas otras realidades que han escapado de aquella mirada.
“Un homosexual no era bien visto en la sociedad del siglo XIX. Pero Carlos (Motta) recupera este detalle de la vida de Alexander von Humboldt a través de una carta amorosa que él habría escrito a un general en América”, dice Garzón. Ella se refiere a la obra ‘My dearly beloved R.’, en la que Motta fragmenta en tres partes a una fotografía de una escultura sobre el geógrafo. Junto a estos pedazos se halla una carta en la que el alemán escribe: “My love for you is not just friendship, or brotherly love: it is veneration” (Mi amor por ti no sólo es una amistad, ni un amor de hermanos: es veneración).
En un intento por hacer de la realidad una ficción, Motta también presenta la serie ‘Taxonomy of the Wild’, compuesta por fotografías de los diferentes elementos de un mural en estado deplorable. Las pinturas de patos, elefantes y flores, han perdido su color y su brillo. Con esto, el autor quiere poner en evidencia cómo se aprecia lo salvaje dentro de las comunidades coloniales.
Contiguo a la obra de Motta, en Arte Actual hay un espacio para el trabajo de Muholi. Son 120 fotografías de retratos en blanco y negro de mujeres de ascendencia africana. Con su mirada fija al lente de la cámara de la artista, lo que ellas han creado es un efecto visual cual si se fuese participe de una experiencia al estilo ‘The Truman Show’ (película de Peter Weir). Todas observan al espectador, interrogándolo, tal vez, sobre su propia vida ya que las de ellas, al ser lesbianas o víctimas del abuso del hombre, ya han sido cuestionadas en demasía.
Al estar dentro de este espacio, Garzón reflexiona sobre el control que se da a través de la fotografía. Si muchos han sido retratados con el cabello recogido y la cara limpia para formar parte de la bases de datos del Registro Civil, por ejemplo, en las imágenes de Muholi lo que se busca es romper dichos mecanismos de control. “Son ellas mismas en su demanda de ser inmortalizadas en una foto que las refleje como individuos. No quieren ser una estadística más de un informe sobre homosexualidad o violencia social”, dice la curadora.
Tanto el trabajo de Muholi como el de Motta muestran como en la construcción de la contemporaneidad se vuelven necesarios aquellos otros elementos de la vida humana. Negar la existencia de un viajero homosexual, o bien desconocer la realidad de mujeres que se oponen a lo ‘heteronormado’, sería un craso error de la historiografía actual. Lo ‘queer’ como lo distinto, como lo único, amplia el espectro de entendimiento sobre los procesos sociales. Más allá del activismo, ‘El cuerpo queer…’ constituye una oportunidad para comprender a la humanidad desde otra óptica.
En contexto
Hasta el 22 de febrero se desarrolla en Quito la V Conferencia Internacional Queering Paradigms, cuyo tema central son las narrativas queer de la modernidad. Este encuentro, realizado en Flacso Ecuador, cuenta con diálogos en torno a la creación, la sociedad y otros.