Señor director,
Le ruego disponer la publicación de esta rectificación de la noticia titulada “El mundo poético de Mario Campaña”, publicada en la sección Cultura de la edición del 27 de junio del diario que usted dirige. El artículo, que no se corresponde en nada con el titular, dice que “Jorge Boccanera ni siquiera estuvo enterado que lo habían incluido en la selección y no tenía el libro. De hecho, ningún poeta tenía el libro”. Las dos afirmaciones son falsas. Tengo en mi poder la autorización de Boccanera -enviada el 9 de noviembre de 2008- para que sus poemas fueran incluidos en la Antología de la poesía argentina de hoy, uno de los dos libros que presenté el sábado en Buenos Aires. Se lo recordé al propio autor la noche de la presentación, y se lo hubiera aclarado al articulista si se hubiera tomado la molestia de preguntármelo. No lo hizo. El mismo Jorge Aulicino, a quien el periodista cita, da prueba de ello, y Susana Villalba, otra de las poetas presentes en el acto declaró que le llegaron dos ejemplares. El periodista, en este pasaje, incurre en una precipitación imperdonable. No sé de dónde sacó que ninguno de los 23 autores tiene el libro.
Mario Campaña
Explicación del Corresponsal en Buenos Aires:
En la nota que publica EL COMERCIO el 27 de junio titulada “El mundo poético de Mario Campaña”, el señor Campaña sostiene que falseamos la verdad y que no contrastamos fuentes y que fuimos totalmente imprecisos.
Durante la presentación del libro ‘Antología de la poesía argentina de hoy’ solamente hubo un ejemplar que pasaba de mano en mano entre los poetas para leer sus textos. No hubo un solo ejemplar más a disposición del público de un volumen que se editó en septiembre del 2010. En ningún lugar de la nota se dice que ninguno de los 23 autores conocía el libro.
Esa noche, el poeta Jorge Boccanera reconoció a este Diario que “estaba conociendo el libro”. Otros asistentes a la presentación se quejaron de una situación anómala. Seguramente otros no lo hicieron porque, como dice una poeta argentina quien pidió reservar su nombre, “es un método habitual que especula con la poca circulación de la poesía y la falta de dinero para ello. Entonces, se da por sentado que los poetas no van a exigir cobro de honorarios por ser publicados en una antología. Es una práctica horrible”.
El redactor de la nota sí reconoce y lamenta haber omitido en la nota otras voces que hubieran servido para corroborar el último párrafo del que se queja el poeta. Hay poetas argentinos, con los que habló este diario, que dijeron sí conocer de la Antología. Pero el redactor también omitió el desagradable momento que vivió Campaña cuando ese sábado 25 de junio en la Casa de la Lectura, Teresa Lamborghini, hija de Leónidas y sobrina de Osvaldo Lamborghini, poetas, le reclamó de manera muy dura a Campaña porque nunca se acercaron a los herederos ni a las editoriales que aún poseen los derechos de autor para pedir la autorización de incluirlos en la antología.
EL COMERCIO habló con Teresa Lamborghini quien lo explicó de la siguiente manera:
“A principio del año pasado, en (el diario) Página 12 sacaron la grilla de las publicaciones, y había mucho revuelo porque era el año del bicentenario. Ahí apareció que se iban a publicar varias antologías y una que iba a aparecer en España. Yo no sabía nada, no sabía a quién iban a publicar.
“Este año entro en una librería y descubro una antología de Bruguera y pido al librero que me la muestre. Están mi viejo y mi tío. Empiezo a preguntar a las editoriales Mondadori, Paradiso y Adriana Hidalgo, que son las que tienen los derechos de los dos y me dicen que no tienen la menor idea (NdlR: EL COMERCIO tuvo acceso a los mails entre herederos y editores en los que se confirman el desconocimiento de dicha antología). Después de eso, aparece la publicidad de que lo van a presentar el sábado 25 de junio”.
Adriana Yoel, de Paradiso, también cuenta a este Diario que no recibieron ninguna notificación y menos aún una solicitud. “Nos enteramos cuando apareció la antología. Adriana Hidalgo tampoco sabía nada de lo que sacó de esa editorial. Me parece que no es apropiado. Se tomaron el recaudo de (no superar) las mil palabras que sería objeto de juicio. En este caso nosotros no vamos a accionar. De todas maneras no nos parece correcto que una editorial española haya hecho esto. Nos ha molestado bastante, pero como lo que levantaron no fue tanto, quedará como anécdota. De todas maneras, hay muchas erratas importantes”, confiesa.
El seleccionador escribió que un título era ‘Personaje en Penthouse’, cuando en realidad el título es ‘Personaje en Penehouse y otros grotescos’. Campaña insistió, y lo atestiguó este Diario, que así se titulaba el libro ante la hija de Lamborghini. Además, según Teresa, ‘Carroña última forma’ está totalmente desvirtuado. Es un libro, no un poema como dice él, que se trata de poemas a cuatro columnas, en la que se secuencia de la primera columna a la segunda, de ésta a la tercera y de ésta a la cuarta por varias páginas. Él tomó la primera columna de una página y la segunda de otra página y eso así no se puede leer”.
Los reclamos siguieron. “(Campaña) Me escribe en mi muro de Facebook ‘he releído el poema de ‘Carroña’: no es óptima la edición, desde luego, pero un buen lector de poesía no se confundirá: podrá leer sin problemas ese texto siguiendo las secuencias de las columnas correctamente'”. “Eso que hizo no se puede leer siquiera”, dice Teresa.
En declaraciones a EL COMERCIO, Campaña se justificó diciendo: “yo diría que no los encontraron y cuando no se encuentran a herederos y no se puede pedir directamente la autorización es que se reservan los derechos en las páginas de créditos, se ponen en copyright reservado para los herederos cuando aparezcan. Están enojadas porque no se les dijo. Eso pasa a veces cuando están muertos los autores. No sabes a quién pedir los derechos; hay cuatro, cinco, ocho editoriales en medio y no sabes con quién tratar. Terminan reservando los derechos para cuando vengan a la editorial. Dicen que hay un poema mal impreso, pero yo no lo he podido verificar. Es imposible que no haya erratas. Puede ser que sean errores graves, no lo sé, no me he dado cuenta”.