Nunca renunció a su nacionalidad. España era su patria, aunque se exiliara en Francia de por vida. Primero, en la huida de la Guerra Civil española (1936-1939). Después, tras el trauma del campo de concentración nazi de Buchenwald. Jorge Semprún luchó por ella como dirigente comunista contra la dictadura de Francisco Franco.
Pero su propio país nunca reconoció del todo su altura. “España ha sido poco generosa con él”, dijo el ex ministro de Cultura español César Antonio Molina, al lamentar su muerte, el martes en París a los 87 años. “Ha sido un escritor español aunque haya escrito parte de su obra en francés”.
Al igual que Molina, el presidente del gobierno español, José Luis Zapatero, señaló, en su pésame a la familia de Semprún, que él fue un “extraordinario escritor y testigo del horror y la esperanza”.
En Francia, Semprún fue casi siempre tratado como un escritor e intelectual francés más. “Fue uno de los últimos grandes actores de una época trágica pero radiante de la historia intelectual y literaria de nuestro país”, señaló de Semprún el presidente de Francia, Nicolas Sarkozy. DPA