
A sus 37 años, el maestro Rafael Piloso, oriundo de Manta, es el ganador de la III Bienal de Arte Indígena, Ancestral o Milenario. Este reconocimiento lo ubica dentro de los grandes exponentes del arte indígena a escala mundial.Con amplios conocimientos de las antiguas culturas manabitas – chorrera, valdivia, jamacoaque, etc.-, el artista define su obra como arte de sus ancestros. Al respecto, él hace la siguiente acotación: “Si quieren saber cómo era realmente el arte de mis ancestros chorreras, valdivias, mantas, bahías o jamas, sólo tienen que ver mi obra. El arte de ellos es también mi arte”.A los 12 años empezó a trabajar en el taller de su hermano donde aprendió varias técnicas tradicionales para esculpir en barro. También realizó varios trabajos como restaurador en el Museo Arqueológico del Banco Central en Guayaquil. Desde hace 15 años, él realiza sus propias obras de arte en barro, la cuales exponen la herencia milenaria de su pueblo.Los trabajos del maestro fueron los ganadores, ya que reviven y mantienen la estética del arte ancestral de las culturas costeñas, según el jurado. “Vean mi obra. Así nos expresamos nosotros los artistas manabitas”, dice Piloso. El artista afirma que su trabajo son obras de arte y no artesanías, en tanto que cada una de ellas refleja el espíritu que forma parte de las culturas antes mencionadas. “Mis obras no son réplicas, son realmente ancestrales, hechas hoy por mí”, dice al respecto. Para el ganador, la Bienal se presenta como un espacio para “abrir puertas hasta ahora cerradas”. Cree que es la oportunidad de exponer la riqueza de las culturas manabitas a través de sus manos.